El triunfo de Rosberg en Australia es el último hito de una marca que brilló con Fangio, cuyo monoplaza se vendió en una subasta por 22,7 millones
18 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Cuando un Mercedes se pone deportivo, ya se sabe. Australia es la última conquista. Nico Rosberg logró el triunfo en la prueba que abrió el Mundial de fórmula 1. La escudería alemana se perfila como uno de los favoritos al título. Las flechas plateadas vuelven a rasgar el aire en los circuitos.
Mercedes siempre ha tenido hambre de competición, de triunfo. De hecho, se impuso en las semanas de velocidad que se disputaron en Niza en 1901, una de las primeras pruebas de automovilismo oficial de las que hay constancia.
En 1934 Manfred von Brauchitsch consiguió la primera plaza al volante de un W25 en Nürburgring. La escudería eliminó la pintura blanca para aligerar peso del coche y dejó a la vista el aluminio. Las flechas de plata silbaron allí por primera vez.
Mercedes mantuvo su estética y su ambición, y brilló en los años cincuenta con el legendario Juan Manuel Fangio. El W196 con el que el pentacampeón mundial argentino conquistó el título en 1954 se vendió el año pasado en una subasta en el Reino Unido. Su precio, 22,7 millones de euros.
Después de un largo paréntesis en el gran circo, Mercedes regresó en 1993 como proveedor de motores. Pero en los últimos años ha vuelto a tener un nombre propio en el paddock con equipo propio. Rosberg volvió a situar a la escudería en lo más alto en el 2012 al vencer en Shanghái. Después de la victoria de Australia, todo indica que la senda del triunfo puede alargarse.