Así nos diseña Pull & Bear

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

«Ya Es Sábado», la nueva revista de gente, creatividad y tendencias, entra en la nave gallega desde la que Inditex pilota la moda juvenil en todo el planeta

09 feb 2014 . Actualizado a las 15:06 h.

Aun con los ojos muy abiertos y el ansia de empaparse de todo lo que se mueve en la sede central de Pull & Bear en Narón es imposible abarcar la marea de creatividad que allí se mueve. Son las diez y media de la mañana cuando accedemos a sus instalaciones y nadie diría que 800 personas trabajan en ese cuadrado armónico en el que dinamismo se abre al silencio. No porque no hablen, que hablan, claro, sino porque no se oye una voz más alta que la otra en esa amplitud diáfana que caracteriza al sello Inditex. No hay barreras físicas más allá de las mesas, los ordenadores o las sillas, ni columnas, ni despachos, ni esa formalidad instalada en otro tipo de empresas, porque tal y como confiesa uno de los responsables de comunicación de la firma «la rapidez es clave en todo el proceso de trabajo, por eso esta disposición sin estorbos». «Aquí todos asumimos responsabilidades porque si tuviésemos que esperar a que la toma de decisiones fuese en cadena no reaccionaríamos a tiempo. Y el tiempo para nosotros es fundamental. Tenemos que ser los primeros para darles a los clientes lo que nos están demandando», apunta. ¿Y qué es lo que piden? ¿Ha cambiado la manera de «diseñarnos» desde que Pull abrió sus puertas en 1991?

«Hemos cambiado muchísimo -explica Ángeles, reponsable del área de mujer de la marca- para empezar éramos una firma más estática, dirigida a un público concreto, muy teenager, muy sport, y solo centrada en los hombres. Ahora estamos muy abiertos a todo lo que sea tendencia, porque en Pull no solo hacemos ropa, damos vida. De ahí nuestro esfuerzo por combinar música, deporte o temas ecológicos como inspiración, porque nuestros clientes, hombres y mujeres, saben que de alguna manera ?ser? de Pull es una actitud. Un chico Pull no es un chico de discoteca de noche, sino alguien al que le gusta ir a una fiesta un día y escuchar un determinado tipo de música, puede ser un padre joven, un estudiante..., de la misma forma que una chica que compra en nuestra firma no es una mujer exagerada, sino que tiende más a la naturalidad».

Empleadas sin tacón

Ese gusto por la frescura en las formas se destila en quienes se afanan en cada uno de sus cometidos dentro de la firma, cuesta encontrar a alguien trabajando que supere los 45 años de edad, y aunque también fluyen las diferencias estéticas entre ellos, la inercia es la identificación con lo último entendido desde la perspectiva Pull. Comodidad y tendencia. Es difícil ver a una mujer en la sede central que use taconazo y no hay ningún margen para el postureo Wintour. «Son los aires de Narón», bromea Sergio, miembro del equipo de diseño de chico. «Estar aquí nos mantiene muy enfocados en nuestro día a día y no estamos pensando en si Inditex es el número uno, si la bolsa va de tal manera o cuestiones muy ajenas a lo que en realidad es nuestro trabajo». Lo dice rodeado de de los creativos que discuten entre un montón de camisetas de tonos acuarelados de nueva temporada. Y se explaya en la reflexión: «Hoy lo más complicado es hacer algo nuevo. Cuando yo entré aquí hace 15 años tenía un 90 % de intuición y un 10 % de método de trabajo. Siempre digo que me cogieron porque entonces mi aspecto era muy diferente, llamaba la atención, venía de Madrid y tenía ese rollo skate de barrio que aquí aún no se veía mucho. Entonces diseñar era más sencillo, solo había que dejarse llevar, pero hoy es complicadísimo acertar por la sobreinformación que todos tenemos. Mi cometido en la actualidad es más de buscar el equilibrio, armonizar, y controlar todo eso que le pido a mi equipo: que arriesguen, que para cortar ya estoy yo».

Competencia feroz

Pero equivocarse una primera vez en Pull, como en cualquiera de las firmas de Inditex, no es excesivamente dramático. Lo esencial es saber reaccionar a lo que no gusta. Como la producción es corta, simplemente se deja de diseñar y se cambia para encontrar la fórmula. En una competencia feroz. «Yo no sé si eso es el secreto de nuestro éxito o lo que terminará por volvernos locos a todos -sonríe Sergio-, pero lo cierto es que vivimos en una eterna inconformidad. Es muy raro que aquí alguien te felicite por un trabajo, porque siempre piensas que podrías haberlo hecho mejor. Y hasta el último minuto estás dándole vueltas a la prenda. Claro que si no lo hicieras bien, simplemente no estarías en este lugar».

La exigencia se palpa en la inmediatez con que de repente se interrumpe la conversación con Ángeles, miembro del equipo de diseño de mujer por una novedad que quieren incorporar en la colección. El proceso se acelera entonces porque, según comenta ella, lo normal es que varios departamentos de Pull peleen por ver cuál la realiza en tiempo récord. Sin importar siquiera si otras firmas de Inditex están desarrollando alguna que se le asemeje. La comunicación comercial es nula entre Bershka, Zara, Stradivarius o Pull. «Las tendencias en moda son globales y aunque puede haber producto en el que coincidamos, el tratamiento de la prenda es distinto, seguramente porque hemos escogido tejidos diferentes para hacerla y por supuesto por la forma en que la combinamos finalmente en tienda», explica Ángeles. Ella lleva más de 15 años también en la compañía y sabe que la relación con el cliente es la base de todo el espíritu de éxito que los rodea. Todos los días reciben los datos de ventas de las tiendas y una vez a la semana se reúnen con los directores de cada una de ellas para oír sus impresiones.

«Un listado de cifras nunca te dice lo que no tienes en la tienda», sentencia. Y son los los clientes los que demandan determinada prenda o se quejan de un corto exagerado o de un exceso de volumen, pese al hipercontrol que existe antes de sacar algo al mercado. Sus comentarios son los que implican inmediatamente un cambio de acción en el destino de una falda, un pantalón o un abrigo. «La diferencia entre los clientes no es tanto de países sino entre las tiendas. No es lo mismo una clienta de Plaza de lugo en A Coruña que en Maquinista (un centro comercial de Barcelona) o en Marineda. Nosotros sabemos que tenemos nuestros bestsellers (las sudaderas, las camisetas....), pero hay productos que en plaza de Lugo se pueden vender muy bien, como un abrigo más sofisticado, que en Marineda no se venderá».

«Tengo curvas»

Lo sabe también Bego, la modelo de pruebas que delante de un piano de manos se deja tocar para que fluya la melodía del conjunto que afinan un pantalón vaquero y un jersey calado. Ella lleva una talla 38, no llega al 1,70 y en absoluto se deja apabullar por la esclavitud de las formas exigidas: «Soy normal, tengo pecho y curvas, aquí no buscan un ideal sino la imagen real de las clientas que son las que se van a comprar esto». Un target prioritario con un paréntesis entre los 14 y los 28 años que se amplía sin límites. Pull & Bear, que según la leyenda debe su nombre al azar de verse reflejado en las cervecerías americanas Bull & Bear, no ha dejado de crecer desde su fundación y en la actualidad abre entre setenta y ochenta tiendas al año (tiene 834) repartidas en 63 países. Un volumen de ventas netas (al cierre del 2012 1.086 millones de euros) que bebe su inspiración básicamente de la calle, aunque también de la influencia hegemónica de las blogueras y muchas revistas, porque la exigencia de la clientela cada vez es mayor.

«Hace unos años era rarísimo que un hombre entrase a comprar con otro -explica Sergio-. Iba a principio de temporada con su madre y si no con su novia. Pero ahora muchos van en grupo y siguen muy de cerca las novedades, aunque es verdad que suelen ser más fieles a un estilo ya sea hípster, más clásico... por eso repiten más en una firma concreta». Las mujeres necesitan en cambio mucho más estímulo, son más impulsivas y tienden más a la variedad. «Toda la revolución de las redes sociales, las blogueras, Instagram... ha hecho que el exceso de información repercuta en el eclecticismo. Hoy las mujeres un día son roqueras y al otro románticas o más retro. Es cierto que puede empezar por tu marca, pero también va a ir a Bershka, a Mango, a Blanco... Las mujeres hacen el recorrido».

Como el zigzag, inabarcable, que espontáneamente nos guía en Pull a saltar las prendas que, extendidas por el suelo, avivan el trabajo de los creativos que juegan a ser posibles clientes probándose sus diseños. Son las dos de la tarde y el ritmo de Narón marca otro tiempo. Galicia abandera la vanguardia.

Arriba, un piano de manos afina en patronaje los últimos detalles de una prenda que arreglan en el mismo departamento (imagen de abajo) . Habitualmente son los propios empleados quienes se las prueban. A la izquierda, el equipo de diseño de mujer viendo los nuevos tejidos.