David Muñoz, el rock llega a Michelín

María Piñeiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Denominan «joven» al cocinero que ha devuelto las tres estrellas Michelin a Madrid, aunque tiene ya 37 años, disimulados por una cresta y unas deportivas

22 nov 2013 . Actualizado a las 11:27 h.

¿Quién es el cocinero de pírsines y dilataciones que ha devuelto las tres estrellas Michelín a Madrid? ¿Qué se sabe de David Muñoz, llamado a compartir olimpo con los chef catalanes y vascos? Muñoz, aunque las críticas lo denominan «joven», tiene ya 37 años -los mismos que Alain Ducasse cuando obtuvo su tercera estrella- disimulados por una cresta y zapatillas deportivas, y una actitud rock and roll que, ya se sabe, impide envejecer.

Criado profesionalmente en los fogones de Viridiana, mítico restaurante madrileño, David Muñoz dio el salto cosmopolita en locales asiáticos de Londres, y de esa mezcla explosiva, junto a su talento, perfeccionismo (o mejor dicho, obsesión) y dieciséis horas de trabajo diarias sale Diverxo, un local que lleva la «x» porque quiere hacer cocina sin censuras, casi pornográfica, como el mismo David Muñoz, malhablado y espontáneo, no se cansa de repetir.

Nacido y crecido (cambió de ubicación a los dos años) en el barrio de Tetuán, Diverxo ofrece un menú contundente, de contrastes, que sorprende. ¿Ejemplos? Que un camarero aplaste la cabeza de una gamba en el plato, o que a mitad de un plato llegue con un ingrediente que complete al resto... «Aquí ya no hay platos amables», apunta Muñoz, quien recalca el peso que tiene la sala en su local. El comedor lo dirige Ángela, esposa de Muñoz y compañera de aventuras -en sus inicios, en el 2007, dormían en un colchón hinchable en su primer local-.

Desde el principio, David Muñoz ha sabido hacerse un nombre como «predilecto de los hados modernistas» y «último grito de los divinos por su cocina archicreativa», en palabras del fallecido crítico gastronómico Joaquín Merino; por eso no es de extrañar que hoy ocupe el lugar dejado por Zalacaín, templo de la modernidad de los ochenta y último tres estrellas madrileño, y prometa «comerse el mundo». Aunque él lo hace en Twitter, claro.