Devuelven al mar a tres calderones que tendrán difícil la supervivencia

Mar García Balseiro
mar g. balseiro VIVEIRO / LA VOZ

SOCIEDAD

Personal del Cemma realizó ayer las necropsias a los cetáceos varados en el arenal de Arealonga.
Personal del Cemma realizó ayer las necropsias a los cetáceos varados en el arenal de Arealonga. XAIME RAMALLAL< / span>

Las necropsias desvelan que los cetáceos llevaban «5 o 6 días sin comer»

09 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La pelea humana contra el instinto animal de dejarse morir en el lodo del río o en las playas de la ría de O Barqueiro continuó ayer durante todo el día. Técnicos de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), del Cepesma asturiano, vigilantes de recursos naturales de Lugo, técnicos de la guardería de Medio Ambiente, Guardia Civil, efectivos de Protección Civil de municipios de un lado y otro de la ría, vecinos, los alcaldes de Mañón y O Vicedo, y por supuesto los vecinos, pelearon de nuevo codo con codo para intentar ayudar a sobrevivir a parte del grupo de 22 calderones que comenzaron a varar y morir el lunes en las playas y en el propio cauce del río Sor.

Los trabajos del lunes para devolverlos al mar no tuvieron éxito. Sobre las 7.30 de la mañana la arena de la playa de Arealonga en O Vicedo estaba ocupada con seis cadáveres. Cerca, en el agua, mantenían a un ejemplar joven, que junto a otros dos que fueron retirados del Sor por tierra, fueron trasladados a unas tres millas de la costa por la Salvamar Shaula «para tratar de darlles unha oportunidade de sobrevivir», explicó el responsable del Cemma, Alfredo López. No descartaban que los animales, a los que hubo que reanimar porque estaban literalmente enfangados de lodo del río, retornen de nuevo a tierra al quedar huérfanos del grupo del que formaban parte.

De los 22 mamíferos marinos que entraron en la ría de O Barqueiro, solo quedaban vivos ayer los tres calderones jóvenes, y en principio «perfectamente aptos para sobrevivir». Se desconoce la localización de otros dos ejemplares que el día anterior fueron devueltos al agua.

A la espera de los datos finales que puedan arrojar las necropsias de los mamíferos muertos, ayer trascendió que llevaban «al menos cinco o seis días sin comer», porque su estómago estaba vacío.