Cómo se construye un espectáculo hasta que se abren las puertas de un festival
19 jul 2012 . Actualizado a las 12:45 h.Lo normal es que al paisano/a que va a asistir a un espectáculo le resbale saber cómo llegaron hasta allí las toneladas de material que componen el montaje de un escenario y todo lo que conlleva a su alrededor. Pero las promotoras y productores llevan años contándonos con pelos y señales el número de camiones, kilos de tubos, potencia de vatios y también las decenas de toallas lavadas una sola vez que quieren las estrellas. Así que es natural que alguna vez te preguntes en serio cómo hacen los profesionales para convertir en un par de días un secarral en un espacio agradable para pasar unas cuantas noches de verano al calor de la música. Es el caso de PortAmérica. Se trata de un festival que se celebra por primera vez y que se estrena hoy en el municipio de Nigrán, en un polígono industrial en el medio de la nada, una nada que se llama Porto do Molle, aunque el único puerto a la vista es un USB que llevo en el bolsillo.
Allí lleva toda la semana el equipo de 200 personas que orquesta Anxo Bautista, un músico reconvertido a stage manager que ha pasado por bandas como Killer Barbies o Kannon y que ahora actúa con Glassonion. Pero una cosa llevó a la otra y acumula ya cinco años de experiencia dirigiendo una coreografía de tablones, tubos, telones, planos, cables y problemas de última hora.
Anxo, que trabaja para la productora Esmerarte, se encarga de las giras de Vetusta Morla y lleva más de cien montajes del grupo por medio mundo, se ocupa ahora bajo un aplastante sol de la asunción de la primera edición de PortAmérica, un ensamblaje más complejo porque además del escenario hay que ubicar estands de empresas, bares, zona de acampada, zona VIP, etcétera.
Sobre su cabeza vuelan y saludan César y Thomas, dos escafos profesionales que montan el escenario colgados en la estructura principal. «Es un mundo de machos, un trabajo duro y sin horarios, pero más que ser forzudo, lo que importa es que sepan cómo se llama cada cosa», cuenta mientras pasan más camiones. «En veinte llevamos todo lo que se necesita», apunta mientras no para de recibir preguntas de todos los que le rodean.