De limpiabotas a pregonero

Rosa Martínez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Alfonso González, no Obradoiro, co cartel das festas do Apóstolo.
Alfonso González, no Obradoiro, co cartel das festas do Apóstolo. XOÁN A. SOLER< / span>

Alfonso González, un conocido trabajador de Lavacolla, introducirá las fiestas del Apóstol

27 abr 2020 . Actualizado a las 08:45 h.

Nunca se vio en estas. Pero tampoco parece tener miedo, aunque sí respeto, mucho respeto. Y es que enfrentarse desde el balcón del Pazo de Raxoi a una plaza del Obradoiro tomada por cientos de personas ávidas de fiestas no es poca cosa. Y más cuando uno no pertenece a ninguno de esos ámbitos, sobre todo el de la farándula, de los que se suele fichar a los pregoneros del Apóstol. Alfonso González no es ningún conocido del gran público, pero mañana tomará el relevo de personajes como Jorge Mira, Yolanda Castaño, Rober Bodegas y Boris Izaguirre, los pregoneros de los últimos años.

Lo suyo no son las cámaras, aunque sí sabe de sacar lustre. Por las manos de este limpiabotas ha pasado el calzado de innumerables famosos que pisaron Lavacolla, y más de uno se ha quedado boquiabierto oyendo recitar pasajes de obras literarias y grandes clásicos a este lector tardío -empezó con las letras mayores pasados los cuarenta-, que a sus 75 años se ha convertido en el gran protagonista de la ciudad. Su pasión por la lectura y su habilidad para traer citas en la conversación con sus clientes le llevó a trabar una prolongada amistad con Camilo José Cela, al que recitó parte de La Colmena en 1985. El nobel lo inmortalizaría años después en Madera de boj.

Esa amistad y su pasión literaria lo convertirían en un hombre popular en Santiago, donde otro de sus clientes, y también amigo, el alcalde Conde Roa, pensó en él para felicitar las fiestas a los compostelanos. Desde el entorno del regidor apuntan que este ya tenía en la cabeza ofrecer ese protagonismo a una persona «del pueblo», y la ocasión surgió después de que se frustrase la intención inicial de traer a dos baloncestistas de renombre, Fran Vázquez y Juan Carlos Calderón, para introducir el programa más improvisado del Apóstol. Tan improvisado que el primer avance no se conoció hasta hace una semana, y la versión definitiva, hasta ayer mismo.

Un calendario ajustado

Y es que ni las fiestas se han salvado de la confrontación política que mantuvieron el gobierno saliente (socialistas y nacionalistas) y el entrante (PP), que no tomó posesión hasta el pasado 1 de julio, después de que la Justicia confirmase su mayoría absoluta en las urnas frente a los recursos electorales que formularon el PSOE y el BNG. Sin apenas nada programado hasta entonces y con solo 60.000 euros disponibles en la partida festiva municipal, según denunciaban los populares, estos asumieron el reto de sacar adelante un programa que finalmente rondará los 180.000 euros y con un «nivel bastante alto». Las fiestas arrancan mañana con el pregón y el concierto de La Unión.

«Despois de reflexionalo, pensei: por que non, un ten dereito a soñar tamén»

O alcalde pediulle que pregoase as festas e logo do «non sei se poderei» e dunha noite de mal durmir, Alfonso González decidiuse. É «chocante que un limpabotas vaia dar o pregón», di, pero «todos temos soños» e «despois de reflexionalo pensei: por que non, un ten dereito a soñar tamén».

-¿Colleuno por sorpresa a solicitude?

-Moito. Ao principio dubidaba de facelo, dicía quen son eu para poñerme nun balcón para falar coa xente. Creo que hai persoas mellor cualificadas ca min, pero o alcalde quería a alguén de Santiago, unha persoa coñecida, e aquí estamos.

-¿Como pensa animar á xente a disfrutar das festas?

-Que as disfruten pero dentro do orde, que todo sexa en paz e compañía, e na fraternidade e amor, que todo o mundo pense que son días de festa, que hai que aproveitalos.

-Non faltará algunha cita ao seu autor de cabeceira.

-Hombre, don Camilo. Tivemos moitas anécdotas el e eu.

-¿Con vostede ábrese unha etapa para pensar en pregoeiros máis próximos?

-Si, creo que hai que romper unha lanza a favor doutra xente que o merece tamén.