Cirujanos españoles reconstruyen por primera vez un pene amputado por cáncer

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN/LA VOZ.

SOCIEDAD

El paciente recuperó con plenitud su actividad sexual tras someterse a una intervención pionera en el mundo

30 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Entró por primera vez en quirófano hace dos años. Y no tenía alternativa. La amputación era la única y drástica solución para impedir que progresase el cáncer que afectaba a su pene y que amenazaba con extenderse a otros órganos. La operación fue un éxito y a los pocos meses el paciente fue dado de alta. La lesión tumoral, un carcinoma epidermoide, había desaparecido, pero con una grave secuela: el hombre, de 41 años, había dicho adiós al sexo de forma prematura. Hasta que los cirujanos del Hospital 12 de octubre de Madrid, los mismos que lo trataron previamente, encontraron también la solución: la reconstrucción total y completa del pene, hasta el punto de que el paciente conserva la sensibilidad en su miembro, mantiene relaciones satisfactorias y alcanza el orgasmo con facilidad. Y lo que parecía imposible se hizo realidad en la primera intervención quirúrgica de estas características en todo el mundo. La reconstrucción del pene es común en las operaciones de cambio de sexo e incluso tras las imputaciones por motivos médicos, pero nunca habían confluido en un mismo caso las circunstancias que se dieron en este. La reconstrucción se practicó a un paciente afectado por un cáncer, utilizando como tejido la zona anterior del antebrazo derecho del propio enfermo y usando posteriormente una prótesis hidráulica empleada habitualmente en los tratamientos de impotencia, pero que nunca se había aplicado hasta ahora para este tipo de situaciones. «Es la primera de este tipo a nivel mundial, porque no tenemos constancia de precedentes en la literatura científica que hemos examinado», explica Marcos Martín, el cirujano responsable del equipo que ha participado en el proceso. «Todo el proceso, sobre todo la reconstrucción del falo, fue muy complejo, pero el paciente se ha adaptado perfectamente y ha quedado muy satisfecho», dijo. Extirpación del tumor Doce meses después de la extirpación del tumor por parte del servicio de urología se inició la restauración del miembro en una intervención que duró diez horas. Para ello se utilizó una pieza del tejido propio del paciente de la zona anterior del antebrazo derecho, nutrida por una arteria y dos venas. Este tejido fue enrollado a modo de dos cilindros, cada uno en un sentido. Una de las vueltas sirvió para la reconstrucción de la uretra y la otra para el forro externo cutáneo. El tejido fue implantado en la zona a rehabilitar, tras darle una estructura sanguínea propia y conectarlo a las arterias y vasos de la zona inguinal. La evolución posterior fue positiva, pero el hombre seguía sin poder reiniciar su actividad sexual. Fue entonces cuando culminó el proceso, con la implantación, a través de una única incisión y en una operación de dos horas, de una innovadora prótesis. El soporte consta de tres elementos: cilindros eréctiles, un reservorio de suero y una bomba hidráulica. De este modo, el paciente solo debe presionar una bomba, emplazada en el escroto, para que el suero pase al cilindro y obtener así lo más parecido a una erección fisiológica. En condiciones normales el cilindro está vacío y se asemeja a un pene en reposo. El sexo vuelve a recuperarse.