El increíble vuelo de la pardela

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SOCIEDAD

Un estudio sobre las autopistas de viento permitirá saber por dónde pueden entrar especies invasoras

18 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La pardela cenicienta, que sobrevuela cada año el Atlántico entre noviembre y diciembre hasta alcanzar Namibia y Sudáfrica, en busca de alimento, suele incluir en su ruta 3.000 kilómetros adicionales, dando un rodeo por Brasil, porque las corrientes de viento en esos meses le son favorables.

Los científicos españoles Ángel Felicísimo, de la Universidad de Extremadura, junto con Jesús Muñoz, del Real Jardín Botánico (CSIC), y el especialista en aves Jacob González-Solís, de la Universidad de Barcelona, han demostrado en un estudio publicado en la revista PloS ONE, que las llamadas autopistas de viento, de las que se sirven las especies en sus migraciones, tienen un trazado muy preciso y solo se puede transitar por ellas en períodos de tiempo muy concretos.

Este hallazgo abre la puerta a nuevas investigaciones que permitirían conocer cuándo y por dónde puede producirse el acceso de especies invasoras en cierto lugar y cuándo resultaría más eficaz un tratamiento contra organismos indeseados. Asimismo podría ayudar a estudiar cómo han podido evolucionar las especies colonizando otras áreas.

Según Muñoz, este conocimiento de las llamadas autopistas que utilizan las especies aprovechando el viento para consumir así menos energía en sus desplazamientos permitiría concentrar los esfuerzos profilácticos ante una previsible invasión de patógenos en un momento dado en un lugar específico.

La pardela cenicienta, que nidifica en Canarias y que pasa el invierno frente a las costas de Sudáfrica y Namibia, adonde llega aproximadamente en el plazo de una semana, era la candidata ideal para la investigación por dos motivos. Primero, porque lejos de volar en línea recta para recorrer los aproximadamente 8.000 kilómetros que separan Canarias de Sudáfrica, estos pájaros de apenas 800 gramos de peso «se dan un paseo hasta Brasil, recorriendo de ese modo unos 3.000 kilómetros de propina»; segundo, debido a su particular técnica de vuelo, surfeando sobre el aire que las olas empujan delante de sí.

Ayuda de la NASA

Los científicos se sirvieron para su investigación de los datos del satélite QuikSCAT, de la NASA, que mide el viento y su dirección, para comprobar que las pardelas se desplazaban por el océano a lo largo de las autopistas de viento que existen entre Canarias y el extremo sur de África.

Además descubrieron que las aves solo pueden hacerlo durante un período de tiempo muy preciso, ya que hay una etapa de calmas o vientos opuestos que actúa como una puerta temporal que bloquea el paso de las pardelas en su viaje hacia el sur.