«¿Es más moral comprar algo en Ikea o en Kartell?»

SOCIEDAD

Es una de las figuras más destacadas del diseño internacional, ?lo mismo proyecta un reloj que un hotel o el interior de un yate

24 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Piero Lissoni dio una charla en el CGAC de Santiago, invitado por la Fundación María Martínez Otero.

-Usted empezó trabajando como arquitecto y después se pasó al diseño. ¿Por qué?

-En la tradición milanesa contemporánea es lo mismo: yo hago diseño y hago arquitectura. Escogí el diseño porque es más fácil por diversas razones y sobre todo porque es un fantástico regalo para la libertad. En arquitectura tienes que esperar un montón de tiempo para ver el resultado. En el negocio del diseño todo va mucho más rápido.

-En España hay una consideración peyorativa hacia los arquitectos de interiores, los que diseñan espacios, como si estuvieran en un plano inferior.

-Esa es una visión horrible y anticuada. Es un punto de vista muy anglosajón, aunque también ocurra en los países mediterráneos. Un arquitecto es a la vez diseñador, ingeniero, interiorista... No me gusta la idea de establecer niveles: ¿quién decide si eres bueno o no? He visto buenos arquitectos que han hecho interiores totalmente equivocados.

-¿Diseñar una silla es arquitectura?

-No. En ese caso estás poniendo una cosa en un espacio, y con ella puedes modificar cómo se percibe o se siente el ambiente. Pero desde el punto de vista de la arquitectura, la dimensión, la escala y el impacto son completamente diferentes. Si yo diseño una silla y no te gusta, no la compres, pero si yo diseño un museo como este y no te gusta no puedes hacer nada. El diseño es más libre, más puro.

-¿Cuál es su filosofía a la hora de encarar un proyecto?

-¡No, filosofía no! Soy un arquitecto y es un estilo de vida completamente diferente. Los únicos principios que sigo son que lo que diseñe sea simple, bastante discreto y más o menos elegante. Es suficiente.

-¿Qué es lo más pequeño que ha diseñado?

-Un reloj para Alessi.

-¿Y lo más extraño?

-Mi hijo.

-¿Qué arquitectos modernos le han inspirado?

-La inspiración está a mi alrededor. La inspiración es estar vivo, es una chica bonita o unas pinturas fantásticas. Puede ser el color de la calle, o la música, o la comida, o un buen capuchino. La inspiración es una película... No me gusta que la inspiración venga de una única dirección, eso es como leer pornografía. Por supuesto que hay algunos nombres interesantes para mí: Mies van der Rohe, Achille Castiglioni, Le Corbusier... Pero no están solos.

-¿Dónde se hace el mejor diseño actualmente en el mundo, en qué país?

-Eso no existe. Si hablamos de diseño de electrónica, probablemente el mejor lugar sea Cupertino [la sede de Apple]; si son coches, podría ser Turín, o Stuttgart, o Tokio; por alguna razón los diseños de mobiliario son buenos en Italia, pero también en Barcelona... Depende.

-Pero hubo una época en que, por ejemplo, el diseño nórdico fue considerado unánimemente como el mejor.

-No es verdad. En los años cincuenta se hicieron diseños interesantes en Suecia, Dinamarca, Noruega y los países de alrededor, pero no fue un oasis en medio del desierto. En Estados Unidos también se hizo un gran diseño, y en Italia, y en Alemania. Incluso en Sudamérica.

-¿Y por qué el diseño italiano tiene tanto éxito?

-Porque somos muy afortunados. Esa es la principal razón. Y luego hay otras: tenemos muchas industrias, si alguien quiere fabricar un tornillo va a encontrar quién se lo haga, y si quiere un satélite, también. Y, en segundo lugar, en esas industrias hay gente con mucha visión y que se arriesga increíblemente. Eso no pasa en Alemania o en Francia. Por ejemplo, diseñadores como Alessi o los hermanos Bouroullec los descubrimos en Italia, no en Francia.

-¿Por qué el diseño es caro?

-Bueno, es que los diseñadores vivimos fantásticamente, estamos todo el día bebiendo champán, comiendo caviar y conduciendo Aston Martin... Ahora en serio: en el contenedor One [Lissoni lo diseñó para Kartell] trabajamos con un ingeniero alemán durante dos años. Eso hay que pagarlo. Hay que pagar la investigación, la estética y, por qué no, la moda. ¿Es más moral comprar algo en Ikea o comprar algo en Kartell? Yo prefiero la segunda. Kartell produce en Italia, en una de las áreas industriales más caras del mundo, con tecnología punta. Ikea produce en China, Vietnam... sin reglas, sin derechos laborales. ¿Por qué no producen en España o en Suecia?