Familias de todo tipo de dinosaurios vivían en Galicia durante el Jurásico

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

La erosión y la falta de condiciones para la sedimentación impiden que se conserven sus restos Los expertos creen que la huella de la fauna galaica de la época se conserva en el mar

09 jun 2021 . Actualizado a las 18:08 h.

Húmeda y caliente. Así era Galicia hace unos 200 millones de años. Era, junto con la zona occidental de lo que hoy es la península, incluida el norte de Portugal, una isla agrupada bajo el nombre de Iberia, regida bajo un clima tropical. Era ya, a diferencia de gran parte de lo que hoy es el resto de España, una tierra emergida, con grandes montañas y profundos acantilados fruto del desmembramiento del macrocontinente Pangea, con frondosos bosques de coníferas y abundantes helechos (aún no existía la hierba), cuencas fluviales y lacustres. Era, en definitiva, una tierra propicia para la vida de los grandes pobladores de la época: los dinosaurios, que extendieron su reinado en el planeta a lo largo de 155 millones de años, desde principios del Jurásico y finales del Pérmico hasta el fin del Cretácico y comienzos de la era Terciaria, hace 65 millones de años, cuando llegó su extinción. Pero en Galicia, a diferencia de zonas vecinas como el centro de Portugal y la costa oriental de Asturias, no se han encontrado restos de estas especies, como tampoco se han hallado materiales de la amplia era Mesozoica (245-65 millones de años). ¿Significa esto que en Galicia no hubo dinosaurios? En absoluto. «Seguramente hubo representantes de todas las familias de dinosaurios, como las que pudieron existir en Asturias o Portugal», asegura la paleontóloga Aurora Grandal. «Los había, seguro que los había», corrobora Juan Ramón Vidal Romaní, director del Instituto de Geología Isidro Parga Pondal. «En el Mesozoico ya había montañas en Galicia y también cuencas fluviales y lacustres que, sin duda, estaban habitadas por dinosaurios», confirma Juan Carlos Gutiérrez-Marco, paleontólogo gallego del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Si esto es así, ¿por qué apenas quedan huellas de su pasado en Galicia, como tampoco queda ningún material de la amplia era Mesozoica? Las respuestas son múltiples. «Los buenos yacimientos corresponden a zonas de lagunas donde no había corrientes de agua y donde hay una mayor acumulación de sedimentos. Donde se han dado estas condiciones, los esqueletos quedaron bien preservados y aparecen muy completos», responde Aurora Grandal. Estas condiciones existían en el oriente de Asturias, en una zona costera baja, y en el centro y este de España, como Teruel, La Rioja o Castellón, donde se han encontrado importantes yacimientos. En la época de estudio, estos lugares eran zonas sumergidas por un mar somero, de poca profundidad, propicio para la formación de sedimentos y adonde probablemente llegarían también los restos de dinosaurios de las tierras altas arrastrados por los torrentes o las lluvias. Orografía alpina Pero hay más. Si alguna huella quedó en las partes altas, la erosión en Galicia, con las montañas más antiguas, se ocupó de eliminarla. El hachazo definitivo llegó con la llamada orografía alpina, un proceso geológico ocurrido entre 60 y 20 millones de años atrás, con la colisión de la placa ibérica con la euroasiática, lo que dio lugar a la formación de Europa, y con la africana, que permitió la creación de la cordillera Bética y el Sistema Central. Este suceso rejuveneció el relieve gallego, con lo que «los posibles sedimentos que pudieron haber quedado también se erosionaron con el levantamiento de nuevos grandes bloques», explica Gutiérrez-Marco. «No tiene ningún sentido plantear una expedición para buscar material del Mesozoico porque se sabe que no existe en Galicia», destaca la paleontóloga Aurora Grandal. En tierra no, pero los especialistas están seguros de que el mar, en la plataforma continental gallega, en el Banco de Galicia o en la llamada fosa Valle Inclán, antiguamente mares cerrados, alberga importantes huellas del pasado jurásico de la comunidad. «Si se hicieran excavaciones en los fondos oceánicos de la fosa Valle Inclán, por ejemplo, seguro que se encontrarían restos de la fauna del Jurásico gallego», apunta Vidal Romaní.