Con o sin botella

SOCIEDAD

MEDIO FERRADO

12 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

EL FENÓMENO de estos días es el botellón, reunión de jóvenes alrededor de la botella de dos litros y el vaso grande de papel o de plástico, fuera de establecimientos de hostelería. Viendo la multitud que la noche del sábado se congregaba, por ejemplo, frente al mercado de San Agustín coruñés, uno entiende que esas iniciativas tengan detractores. Entre ellos, los enemigos del alcohol, los vecinos con sueño y los dueños de bares, que seguramente calcularán con melancolía lo que sería para su caja el que aquella muchedumbre circulara por sus locales. Antialcohólicos y ciudadanos no trasnochadores tienen razón; los taberneros, ya es otro cantar. Pero por detrás de la funesta afición a la droga nacional y de las molestias que provocan las aglomeraciones en las calles, el botellón también da señales positivas. Pensando siempre en la santa transición, nos habíamos olvidado de que estos jóvenes de hoy siguen teniendo la misma capacidad para comunicarse y el mismo gusto por estar juntos que aquellos de los sesenta. La marcha del mundo los condena a la soledad. Las empresas han convertido en estructural la precariedad; para encontrar trabajo tienen que ser mucho más competitivos que antes; prácticamente se les exige ser insolidarios. Y sin embargo, allí estaban, juntos, a centenares, hablando más que bebiendo. Ojalá les dure el espíritu colectivo y se agrupen también sin botellón para defender sus derechos, para crear iniciativas de empleo, para vivir dignamente.