A los mitos no se les debe pedir milagros

Begoña R. Sotelino vigo

SOCIEDAD

20 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Los escenarios están hoy en día llenos de mitos de la música: Lou Reed, Bob Dylan, Stones... Arrastran a las masas que se mueren por verles sin pedirles el DNI. Puede que a veces ofrezcan conciertos mediocres y actitudes muermo propias de momias artríticas, pero nadie se mete con la edad de las leyendas, porque las leyendas no tienen edad. Pero si el mito es mujer, la cosa cambia, y si fue un mito erótico, más. En su concierto en Vigo, Debbie Harry estuvo patosa en sus movimientos (tenía una contractura en la espalda), no estuvo a la altura de los músicos y no ayudó a calentar el ambiente (hasta ella misma confesó que tenía frío y volvió a enfundarse la cazadora). Ni su charla y fotos con la alcaldesa, Corina Porro (mucho más rubia que la mismísima Blondie) animó a la cantante. Pero es historia y ha ejercido una enorme influencia en muchas de las divas del pop actuales, desde Madonna a Britney Spears. Daba un poco de pena Deborah Harry (aunque se nota que está de vuelta sobre opiniones ajenas), pero más pena daba el público, que no sabe quién es Debbie Harry, que la única canción de Blondie que conoce es María (porque tiene cuatro años y le suena de las radifórmulas), y sin embargo sabe la marca de los calzonzillos de Bustamante y la de las compresas de Chenoa. .