Suvs en la ABAU

Fernanda Tabáres DIRECTORA DE VOZ AUDIOVISUAL

SELECTIVIDAD

MABEL RODRÍGUEZ

18 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Confirmas que te has hecho vieja cuando te cuentan que hay atascos de suvs a las puertas de la selectividad y te indignas. Te indigna incluso que la selectividad lleve ahora el absurdo nombre de ABAU cuando apenas habías digerido que la nota máxima para acceder a la universidad fuera un 14. Te indigna también que existan coches con el retorcido nombre de suv. Hasta estás a punto de emitir ese gruñido de indolencia que juraste que nunca imitarías cuando eras tú la que desbaratabas el orden natural que habían tenido las cosas. De hecho, el gruñido se parece muchísimo al no sé a dónde vamos a ir parar que se le escapaba a la abuela, aunque tú creas que entiendes el mundo nuevo con una perspicacia innegociable.

Pero sí que te indignas cuando visualizas a pimpollos con barba de tres días a bordo de suvs colosales y a sus padres convertidos en chóferes serviciales que vigilan los suvs de otros padres y sustentan la esencia misma de su paternidad en ese viaje que en realidad empezaron a hacer en parvulitos, que ahora se llama infantil. En algún momento, los padres se convirtieron en chóferes de sus hijos casi por encima de todo lo demás. No hay más que ver las puertas de los colegios en hora punta, más parecidos al parking de un centro comercial que a un centro de educación de personas.

Pero sí, sabes que este rosmar existencial es una prueba incontestable de que te has hecho mayor, aunque por dentro te reconozcas la misma que hace unas décadas llegaba a un colegio desierto de coches y abarrotado de niñas.

Después reparas en que esa transición a chófer de suvs de los padres de hoy en día quizás sea una singularidad local. En Finlandia, tantas veces mentada como paraíso de la buena educación, mocosos más pequeños que sus mochilas pasean solitos hasta el colegio. Porque ese tránsito también forma parte de la instrucción de un niño, de su sentido de la responsabilidad y la independencia.

Recuerdas también a las compañeras con las que compartías esos tránsitos cuando ni había suvs ni padres chóferes y le concedes a esos momentos una importancia definitiva, la verdad.

Pero te indignas porque te has hecho vieja. Seguro