¿Preparar para aprender o para aprobar con nota?

Alicia Tojeiro

SELECTIVIDAD

28 mar 2021 . Actualizado a las 17:22 h.

Desde las primeras etapas de escolarización, el currículo nos habla de aspectos tan relevantes como el el enfoque competencial; el uso de metodologías activas, que aumentan la participación del alumnado y fomentan las relaciones de cooperación y la comunicación asertiva; de ofrecer la oportunidad de aprender de nuestros propios fracasos; de inculcar el hecho de perseverar en nuestras tareas; de impulsar la autoestima, la creatividad… en definitiva, trabajar ya desde la educación infantil (nuestra primera etapa) el desarrollo integral del alumno.

Es en este momento cuando debemos plantearnos si estas pruebas son reflejo de este largo proceso que se inicia ya, antes de los 6 años de edad.

¿Y si quizás el objetivo de la escuela, los años previos a la EBAU, no fuera el desarrollo competencial, entendido como el «saber hacer» y «saber aplicar» los contenidos académicos a situaciones de la vida real; y sí, explicar y memorizar con la mayor agilidad posible todos los contenidos de las áreas para poder superar con éxito estas pruebas estandarizadas? Se sigue dando, en el siglo XXI una gran importancia a la retención de contenidos conceptuales, cuando en la vida… ¿se trata solo de saber o de saber y hacer?

A su vez, la evaluación debe ser considerada como una oportunidad para avanzar y mejorar ( lo que se conoce como carácter formativo), sirviéndole al alumno para entender cómo aprende y qué estrategias debe utilizar y no solo punitivo y sancionador (la nota sí es importante, o más bien, definitoria).

Otro aspecto a destacar es que, el aula de hoy exige combinar diversas metodologías y enfoques como proyectos, inteligencias múltiples, gamificación, entre otros, que en estos años previos a la prueba se ven desvanecidos y sustituidos por una metodología: «preparar para superar con nota» frente a «preparar para que aprendan significativamente».

La tarea se complica para el profesorado de Bachillerato con alumnos y familias estresadas y a veces desmotivadas. Las emociones, para otro momento.

Y quizás estemos olvidando habilidades tan necesarias para nuestra sociedad como la creatividad, la iniciativa, el liderazgo, la empatía, la solidaridad, … Yo, soy maestra y nadie me pidió ninguna de estas herramientas en mi prueba para acceder al grado. Y por tanto, me pregunto: ¿Puede un trabajador ser un buen profesional sin empatía, sin iniciativa, sin compañerismo, sin comunicación asertiva? Entonces, ¿la escuela prepara para la sociedad que tenemos o para la que necesitamos?