Selectividad: ¿Quién corrige al corrector?

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SELECTIVIDAD

SANDRA ALONSO

La CIUG confía en la profesionalidad de los que redactan los exámenes y prefiere que los vean cuanta menos gente mejor

16 jun 2019 . Actualizado a las 12:37 h.

No está muy claro qué pasó exactamente, pero la selectividad de este año pasará a la historia. Casi 3.000 estudiantes tuvieron que repetir la prueba de Filosofía porque ni el examen que se repartió, ni el de reserva ni las otras cuatro opciones que se presentan a la CIUG cumplían con los criterios de estructura y contenidos que el propio grupo de trabajo había establecido. ¿Cómo ocurrió?

Cada asignatura cuenta con un grupo de trabajo formado por profesionales de secundaria, de la universidad y de la inspección educativa. Ese grupo elabora durante todo el curso materiales y tipos de examen que se cuelgan en la página web de la CIUG. Ahí están colgadas también las instrucciones de cómo va a ser el examen.

  

Los grupos tienen su dinámica de trabajo particular, pero es el coordinador de cada uno de los grupos -que es un profesor universitario- el que presenta seis exámenes distintos al tribunal único de la CIUG. Ese es el tribunal que esta semana tuvo que recomponer un ejercicio que cumpliese con los criterios. Una vez el tribunal recibe las seis propuestas de examen de cada una de las materias, realiza un sorteo, en el que se escogen dos de esas seis pruebas. Una será la que se reparta y la otra queda de reserva para echar mano de ella por si hay alguna incidencia. El tribunal también se encarga de ver que formalmente, los exámenes cumplen con las características, como por ejemplo la tipografía, formato, que tenga una calidad... Pero no repasa los contenidos.  

Cuantos menos, mejor

¿Alguien corrige al corrector? En realidad, no. La comisión interuniversitaria tiene confianza plena en la capacidad y profesionalidad de los grupos de trabajo y de las personas que coordinan dicho grupo. «Confiamos en que los exámenes que se presentan son correctos, que cumplen las normas del ministerio, de la Xunta, proporciones, estructura y contenidos», explica Pedro Armas, delegado de la CIUG, que no cree viable la posibilidad de tener a alguien que se encargue de revisar el contenido de las pruebas. No existe un erudito que sepa de filosofía, matemáticas, geología y diseño, por poner un ejemplo. Y tampoco están por la labor de tener a una persona por cada materia encargada de revisar el trabajo realizado por el coordinador. «Poner supervisores de la supervisión ya...», dice Pedro Armas.

De hecho, la CIUG prefiere que los exámenes sean manipulados por el menor número de personas posible. Cuanta menos gente, menos posibilidades de filtraciones. De hecho, el tribunal único, tras comprobar que los exámenes cumplen con las condiciones formales, se encarga de su reproducción y de su custodia. Así hay menos posibilidades de que circule información.

Las pruebas elegidas quedan almacenadas y precintadas en una cámara ubicada en la sede de la CIUG. Antes de la celebración de las pruebas, los exámenes se trasladan a cada una de las comisiones con furgones de seguridad.