La selectividad más desconocida

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

SELECTIVIDAD

Ramón Leiro

Diez estudiantes con discapacidades visuales y motoras afrontan los exámenes de la ABAU en el Centro de Recursos Educativos (CRE) de la ONCE en Pontevedra

13 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La Avaliación de Bacharelato para o Acceso á Universidade (ABAU), a la que todo el mundo sigue llamando selectividad, no solo se desarrolla en Pontevedra en el campus. El Centro de Recursos Educativos (CRE) de la ONCE también alberga desde este miércoles y hasta el viernes por la mañana las pruebas de estudiantes con alguna discapacidad. Al ser en el colegio de la ONCE se piensa en alumnos ciegos, pero se enfrentan a los exámenes estudiantes con otro tipo de necesidades que requieren hacer las pruebas en un ordenador por problemas de motricidad fina o roturas de extremidades. También se examina una persona con un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), que realiza la prueba en una sala ella sola. Es, sin duda, la otra selectividad, quizá la más desconocida.

Lo cuenta Iván Area, delegado de la Universidade de Vigo en la Comisión Interuniversitaria de Galicia (CIUG), antes de que los alumnos salgan del primer examen. Este año en el CRE se atiende y apoya a diez estudiantes. Cuatro son afiliados a la ONCE y tres de ellos usuarios de braille, apunta el director del CRE, José Ángel Abraldes, que alude a una colaboración que se inició hace ya 26 años para facilitar los exámenes a personas con discapacidad visual. Deja un dato para la reflexión. Una persona con lectura en braille lee tres veces más despacio que una que lo hace con la vista, de ahí que los estudiantes ciegos dispongan de más tiempo para completar la prueba. «Las personas con discapacidad generalmente están obligadas a superar todos los días más pruebas, desde que sales a la calle y te encuentran un coche en la acera. Hay mucho esfuerzo detrás y son estudiantes magníficos. Y los cuatro son una muestra de ello». Lo dice acompañado del rector de la Universidade de Vigo, Pachi Reigosa, que se acercó a conocer el CRE. Agradece a la ONCE su apoyo para que personas con discapacidad puedan seguir una carrera universitaria y no se pierdan esas «pingas de talento». «Aspiramos a que Vigo sexa unha universidade moi inclusiva», señala. En pleno debate sobre la selectividad, se muestra favorable a introducir cambios para que el nivel sea el mismo en toda España.

Acaba el primer examen y algunos alumnos acceden a compartir sus sensaciones en los pasillos del CRE. David Núñez es de Ourense e hizo la prueba a ordenador. «Cogí la opción A -texto de Almudena Grandes y la narrativa hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX- y me salió bastante bien, fue sobre lo que dimos en clase». Este chico que hizo bachillerato en el IES Otero Pedrayo cuenta que tiene los brazos rotos «por una negligencia médica». Su filosofía es no hacer planes, vivir el día a día. Relata que con la adaptación no tiene problemas y todavía no sabe qué va a estudiar: «Sin la adaptación, que me negó un profesor, ya he ido a urgencias por el esfuerzo».

Otro David, en este caso Ferrín, de Pontevedra, confiesa que esperaba estar más nervioso. Él eligió la opción B -texto de Muñoz Molina y la poesía de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez- y agradece el trato. «La agente es muy amable y estoy muy agradecido a la CIUG», remacha. Estudió en el Sagrado Corazón y apuesta por cursar el doble grado en Física y Química si le da la nota de corte. Desvela que tiene síndrome de Asperger y que su problema es lo que se llama motricidad fina. «A la hora de escribir tengo mala caligrafía y o no me entienden la letra o necesito más tiempo. Lo hice con un ordenador portátil».