La portavoz del BNG tilda de «temeridade» la ubicación
05 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
Vecinos de Teo y representantes del BNG entregaron ayer 227 alegaciones en San Caetano para solicitar a la Subdelegación del Gobierno en A Coruña que deniegue la autorización para instalar una pirotecnia en Solláns, en la parroquia de Calo. El plazo de alegaciones está aún abierto hasta el próximo día 11, y se espera entonces la entrega de más escritos de oposición, entre otros del propio Concello, anunció hace días en pleno el alcalde Rafael Sisto.
La portavoz municipal del BNG de Teo, Patricia Castelao, subrayó la oposición vecinal al taller pirotécnico por ser una «actividade de alto risco nun espazo próximo a vivendas», contestación plasmada en el elevado número de alegaciones presentadas. Recuerda que la fuerte explosión del 2006, en las instalaciones de «a mesma [firma] que agora solicita a autorización para o taller de Solláns», causó grandes destrozos en un radio de 400 metros, afectando a 40 viviendas del entorno que llegaron a sufrir daños estructurales. De ahí que las alegaciones cuestionen los cálculos de la empresa, que asegura que el núcleo está a 125,25 metros y a 110 las viviendas fuera de él, pero obviando que parcelas con huertas, jardines y piscinas, con presencia habitual de vecinos, lindan directamente con la finca de una pirotecnia que, según fuentes vecinales, ha continuado vendiendo pólvora en los últimos años.
José Manuel García, afectado por la explosión del 2006: «Coa segunda estampida a ventá entrara dentro e eu caín á cama»
En las puertas del registro de San Caetano se concentraban vecinos de la zona de Solláns, en Calo (Teo), que recuerdan vívidamente la explosión de la Pirotecnia Calo la madrugada del 13 de febrero del 2006, y tratan de evitar ahora que la industria reabra en la misma ubicación. Esther Pérez vive en una de las casas más próximas, y aún se emociona al recordar lo vivido aquella noche: «Crin que casa caera. Eu en dous anos non podía sentir nin o chasquido da chave da luz, dábame medo sentir ese ruído. Foi moito o que pasamos, e non queremos volver pasar polo mesmo». Lo corrobora su marido, José Manuel García: «Foi moi brava aquela madrugada. A miña muller pensou que foron as bombonas da casa. Eu levanteime para vestirme e coa segunda estampida entrou para dentro a ventá e eu caín para a cama. Xa vin que era a pirotecnia».