Ya suenan en Santiago las cornetas y tambores de la Semana Santa

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Marcos Rial empezó a tocar el tambor en las bandas de la Semana Santa de Santiago cuando era un niño y dice que «el nivel mejoró mucho en los últimos 30 años». De familia de cofrades, está vinculado a varias congregaciones y hermandades de la ciudad.
Marcos Rial empezó a tocar el tambor en las bandas de la Semana Santa de Santiago cuando era un niño y dice que «el nivel mejoró mucho en los últimos 30 años». De familia de cofrades, está vinculado a varias congregaciones y hermandades de la ciudad. Sandra Alonso

Marcos Rial empezó con solo 10 años en una banda de cofradía y pasó por todas en los 90

26 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya suenan las cornetas y tambores de la Semana Santa en Santiago. Los ensayos de las marchas se oyen por Bonaval, junto a la capilla de la Angustia, en el entorno de San Francisco, en el de A Mercé (Conxo) y por Vidán. Las bandas de cofradía de la ciudad empezaron a calentar motores dos meses antes de la cita en sus respectivos locales y sedes, tras un largo parón de dos años forzado por la pandemia. Hay ganas de salir de nuevo a tocar por las calles, especialmente entre los veteranos, constata Marcos Rial Taboada. Él empezó con solo 10 años en una de estas formaciones y pasó por todas ellas en los 90. «Entonces había más movilidad entre bandas. Cada una tenía número fijo de componentes, pero se reforzaban con músicos que venían de otras cofradías. Además, solo había hombres, y en este tiempo se han incorporado mujeres a las agrupaciones y tocan todo tipo de instrumentos», explica este cocinero compostelano de 43 años.

Cuenta que él vivió unos años de pequeño en Ferrol y que su padre, Ramón, había tocado la corneta en el ejército, por lo que «lo liaron para ir en la banda de La Angustia cuando nos vinimos a Santiago». Él siguió los pasos de su progenitor, aunque al tambor, y fue uno de los fundadores de la Banda Santiago de Cornetas y Tambores, conjunto que hoy preside y que a diferencia del resto no está vinculado a una cofradía sino que se financia «con las salidas que hacemos». Ellos ensayan todo el año y tocan en la cabalgata de Reyes, en el San Antonio de Fontiñas, en San Roque... pero la Semana Santa siempre es especial. «Para mí, personalmente, la Semana Santa son marchas. Yo me quedo con la parte de la banda que va detrás, es lo que siempre me llamó más la atención. De niño, recuerdo que me impresionó el sonido de aquellos tambores por Ferrol, esos golpes secos en medio de la noche, con todo en silencio», indica Marcos.

Repara el vecino de Meixonfrío en que en estas formaciones se mezclan varias generaciones: «Muchos empiezan, de la mano de sus padres, a partir de los 9 o 10 años y no hay una edad máxima establecida. Por ejemplo, uno de los timbales de la Cofradía del Flagelado supera los 60 años». El repertorio, señala, no suele variar mucho. En las bandas de La Esperanza y Conxo son solo tambores, por lo que normalmente repiten los mismos tres o cuatro toques. En las de La Angustia, Los Dolores y Flagelado, «se tocan desde hace muchos años marchas de carácter militar; y en la de Santiago y la agrupación de la Vera Cruz «sí innovamos, porque además tenemos trompeta y se pueden sacar más cosas». Este año, indica, «además de mirar el móvil cada día a ver si va a llover, estamos pendientes de la pandemia por si se cancelan las procesiones».

Dice que «el nivel mejoró mucho en los últimos 30 años» y explica que hay más cofradías que bandas -seis y una independiente-, por lo que participan en la Semana Santa de Santiago otras agrupaciones que vienen de fuera (como la de La Amargura, de Ferrol, que acompaña a los pasos de la Cofradía de La Humildad) y, para él, tiene un efecto positivo en las locales porque «te anima a tocar mejor y demostrar que estás al nivel del resto».

Comenta que con la pandemia han menguado la mayor parte de las bandas: «La gente que lleva en ellas muchos años, como yo, tenemos más ganas que nunca de salir y que todo vuelva a ser normal. Pero hay niños que empezaron con 14 años y ahora, con 16 o 17, se han desvinculado y no siguen».

Las agrupaciones de la ciudad

«En la banda de Los Dolores habrá unos veinte componentes, sumando cornetas y tambores, y ensayan en Bonaval. La del Flagelado, lleva unos diez tambores, dos timbales y ocho cornetas; y practican debajo de la iglesia de San Francisco. En la sección musical de la Vera Cruz, que pertenece a la cofradía pero dejó de llevar el hábito el capuchón hace unos años, están unas treinta personas y se juntan en el jardín que hay detrás del convento de San Francisco. La banda de La Angustia ensaya en la sacristía de la iglesia si llueve, o fuera si hace buen tiempo, y es una de las que más componentes tiene; no cuenta con cornetas sino que tocan con ella los cornetas de Los Dolores, y luego muchos se unen a los otros en compensación. Los tambores de Conxo se reúnen en A Mercé. Y los tambores de La Esperanza en la sede de la Banda Santiago de Cornetas y Tambores, en el local social de Vidán», indica el percusionista. 

Sobre la Banda Santiago de Cornetas y Tambores que él preside, comenta que tiene cierta vinculación con las cofradías de La Inmaculada y Conxo: «A pesar de que salió de la Semana Santa, es independiente. La fundamos un grupo de gente que veníamos de las cofradías, pero no pertenece a ninguna de ellas ni tiene nada que ver con el Ayuntamiento, aunque cuentan con nosotros para tocar en ciertos actos». Antes de la pandemia la formaban cerca de 40 músicos y ahora rondan los 30. Empezaron ensayando en uno de los bajos del estadio de San Lázaro, luego en las instalaciones de La Angustia y desde hace unos 10 años lo hacen en el local social de Vidán.