Impactado por haber sido testigo, este viernes, de tres graves accidentes de tráfico en el trayecto, de ida y vuelta, entre Santiago y A Coruña, uno se pregunta, una vez más, cómo puede ser que determinados tramos de nuestras carreteras sigan siendo, año tras año, trampas mortales para los conductores por la concurrencia de circunstancias de imprudencia añadidas a fallos estructurales de las vías, aun sin saber exactamente cuál de ambos factores pesa más en tan trágicos balances. Lo obvio es que, cuando se da tanta reiteración como sucede en el tramo de la N-550 en Leira (Ordes), clama al cielo que la Administración estatal se haga la remolona para introducir medidas correctoras. Ahí, en el punto kilométrico 32, se dejó la vida en la mañana de este viernes un vecino de Ordes de 36 años padre de cuatro hijos, al salirse de la carretera e impactar contra el muro de una casa ubicada a nivel inferior respecto al vial. En ese mismo punto 32, hace apenas diez días, tuvo lugar un accidente múltiple con varios heridos. Y el paso de la N-550 por la misma parroquia ordense acumula un trágico historial de siniestros de tráfico que, solo desde 1997 —a saber cuántos antes—, acumulaba hasta el año pasado 12 fallecidos, varios de ellos en una misma curva, la de Gouzón, que Fomento tardó una década en rectificar, después de que la muerte de cuatro jóvenes en una dramática madrugada colmara el vaso de lo inadmisible. Esa obra da la medida de la urgencia de nuevas intervenciones de la Demarcación de Carreteras en Leira. De la misma manera, son necesarias en tradicionales puntos negros del entorno de Santiago, como la N-550 en A Sionlla; diferentes tramos de la N-525 hasta el límite provincial —recuérdese el accidente del pasado noviembre en Santa Cruz de Ribadulla (Vedra), con dos muertos—; el tramo aún no desdoblado del vial Santiago-Noia desde Brión; o la N-547 entre Melide y Arzúa, en las curvas de Boente. Aunque demasiado tarde, ayudarán decisivamente la próxima entrada en servicio de nuevas infraestructuras, como los tramos pendientes de la A-54, la AG-59 de Ramallosa a A Estrada, el inicio de la conversión en autovía del corredor Brión-Noia; o tal vez la prometida rebaja del peaje de la AP-53 (Santiago-Dozón).