Operación es un clásico de los juegos de mesa electrónicos, es decir, a pilas. Aunque no tiene nada que ver con la pirotecnia informática que hoy día mantiene a niños y mayores enganchados a la consola o a la tableta, el modesto entretenimiento de intentar retirar piezas del interior de lo que semeja un paciente en la mesa quirúrgica, sin que suene un pitido y se le ilumine la nariz, conserva su gracia. En un juego parecido, pero menos ameno y en absoluto simpático, se convirtió desde el primer momento el por ahora estéril debate sobre la búsqueda de soluciones a la caótica movilidad en el Clínico y su entorno. Porque no se trata ya de la imagen de sálvese quien pueda que ofrecen los coches abandonados a su suerte sobre aceras, pasos de cebra o rotondas del recinto hospitalario, sino que ese colapso se traduce en los graves problemas de tráfico y seguridad vial que soportan el entorno del CHUS, pero también sus accesos. Porque es frecuente encontrar en horas punta embotellamientos en el tramo entre el giro elevado de A Rocha y la bajada al vial que lleva al hospital. Mientras todo esto sigue formando parte del paisaje diario en el Clínico, las administraciones implicadas en la resolución del problema siguen sin dar con la tecla. Primero la Xunta supeditó el desbloqueo de las soluciones a un estudio de movilidad que se demoró en exceso para al final poner cifras a la realidad que cualquier usuario conoce bien, incluidas las tarifas del que es el párking más caro de los que están operativos en los hospitales gallegos. Y ahora que el Gobierno autónomo mueve ficha es el Concello el que tuerce el gesto ante la ubicación elegida para el párking. Por simple cuestión generacional, es posible que el juego Operación formara parte de las peticiones de los niños Ethel Vázquez, Julio García Comesaña y Goretti Sanmartín a los Reyes Magos, o al Apalpador. Y seguro que los tres adquirieron pronto la habilidad para solventar el juego sin que se iluminara la nariz del muñeco. Ahora se trata de aplicar esa misma pericia para no perder más tiempo y que el complejo hospitalario que da servicio a más de 450.000 personas pueda ofrecerles los mismos medios de los que ya disponen en otras ciudades. No merecen menos.