Conxo sigue a la espera de un plan que reactive el barrio e impulse el comercio

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Los negocios languidecen en el centro y no despuntan en la zona nueva

18 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La avenida de Vilagarcía -que comienza junto a la praza de Vigo y cruza la avenida Romero Donallo para adentrarse en Conxo- es un símbolo del fallido intento de integrar al antiguo ayuntamiento en Santiago. La realidad es que la fusión total no acaba de encajar, y Romero Donallo actúa como muralla. Conxo conserva varias características de haber sido un concello independiente. Así, el antiguo municipio tiene varios barrios dentro del barrio, y cuenta incluso con infraestructuras propias de las ciudades, como una zona industrial en la que destaca una empresa gallega puntera en su sector (Televés), los hospitales de Conxo y Psiquiátrico, el centro médico y social, varios centros educativos y hasta un centro en Cornes con dependencias municipales. Cornes, Torrente, Conxo de Arriba y de Abaixo, Pontepereda, Fervenza y Monte de Conxo tienen identidad propia, y cualquiera que camine por sus calles verá los límites de cada zona. El centro de Conxo se enmarca en torno a la avenida Vilagarcía y las rúas García Prieto y Sánchez Freire, y su ensanche gira alrededor de la avenida de Ferrol. El periférico llegó para partir en dos a Conxo para siempre. La ruptura entre la zona comercial y el conjunto histórico parece, por ahora, insalvable. Otra característica que recuerda su pasado como concello independiente es la forma en la que los nacidos en Conxo responden a la pregunta de dónde son. Uno de Conxo dirá que es de Torrente, Benéfica de Conxo, Monte de Conxo, Cornes e incluso de la Corredoira da Campsa, en lugar de responder que, simplemente, es de Conxo.

Pese a este aspecto de pequeña ciudad, el barrio comparte carencias con el resto de Santiago. Baches en sus calles que se convierten en socavones en Conxo de Arriba y Abaixo, en Monte de Conxo, y pavimentos resquebrajados en Sánchez Freire y García Prieto; falta de limpieza, que llama la atención en la praza da Merced y en su parque infantil junto a Cornes; aceras levantadas por las raíces de los árboles; problemas de aparcamiento que se convierten en una pesadilla en las inmediaciones del hospital, y que han contribuido a la muerte de gran parte del tejido comercial del barrio.

Los locales cerrados en García Prieto y Sánchez Freire son superiores a los que conservan su actividad, y en la avenida de Ferrol abundan los bajos en los que nunca se pusieron en marcha negocios. De pintadas tampoco se libra el barrio, aunque los murales en muchos de sus locales vacíos ayudan a alegrar la calle.

Al margen de la transformación que suponen las obras de acondicionamiento del tramo del Camino Portugués en las calles próximas, el aspecto del entorno del pabellón polideportivo deja a la vista el escaso gasto en mantenimiento realizado en esa zona. Y todavía más llamativa resulta la falta de atención por las casas abandonadas y en ruinas del Monte de Conxo.

Tampoco se libra de problemas Pontepereda, uno de los últimos barrio surgidos en Conxo, junto a Volta do Castro. La limpieza de sus calles no es óptima y, como ocurre en otros barrios de Santiago, también aquí las baldosas están levantadas por las raíces de los árboles. En esta parte del barrio sufren la falta de aparcamientos del hospital, especialmente durante la mañana.

Y un chequeo a la situación de Conxo no puede pasar de largo por el Bosque del Banquete ni por la Fervenza, las dos zonas de más belleza del barrio y, posiblemente, de las más reconfortantes de la ciudad. El bosque, aunque no es ajeno al vandalismo de las pintadas en sus bancos, se conserva aceptablemente bien, pero debería actuarse en la entrada al parque desde la Fervenza, donde se acumulan piedras.

Por estar aún en obras, y sin fecha clara de finalización, el entorno de la iglesia y el Psiquiátrico quedan al margen de la evaluación. Los vecinos esperan que la obra mejore la comunicación entre el entorno histórico y la zona del barrio más próxima al Ensanche. De cara al futuro queda también la reforma sobre el paso inferior de la SC-20, prometida desde su inauguración para terminar con la ruptura del barrio.