Amartizar

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

20 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En este tiempo monocorde en el que parece que todo se mueve al ritmo que impone la pandemia, un hito espacial suena como el timbre del recreo que nos despierta de este ensimismamiento, a vueltas con la curva de contagios, la progresión de cepas y el flojo suministro de vacunas. El vehículo Perseverance ha llegado a marte, un planeta cuya simple mención es, desde niños, sinónimo de aventura. Y la paradoja es que el amartizaje -porque la epopeya también nos trae un verbo estropajoso que por fin podemos usar con propiedad- llega en la etapa más marciana en las vidas de la mayoría, entregados por imposición a una fatigosa rutina que hace que todo lo que era normal hasta hace un año nos parezca ahora de ciencia-ficción. Ya no sabemos si tiene más de distopía lo que estamos viviendo o lo que era aquella vida sin pandemia. El caso es que, mientras llegan noticias de marte, vuelve a prender la ilusión de ver algo de luz en la caída de los contagios y enfilamos otro momento desescalada. Será más tímida que las anteriores, claro, porque duele el patinazo de esa Navidad en la que no salvamos nada y perdimos mucho. Pero ayudará a poner cierto orden en este caos vital delimitado a golpe de cierres -perimetrales y de barras- y toques de queda. Tendremos otra oportunidad para comprobar que el virus no está en los bares, ni en los restaurantes, ni en los comercios, ni en los cines. Del mismo modo que no está en nuestras casas. Es otra ocasión para obrar con sensatez y cumpliendo con las normas sanitarias. Sin esa actitud responsable la nueva desescalada tendrá la misma utilidad que el radar covid. Ninguna.