A la una, a las dos y a las... tres

r. martínez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El Concello organiza su primera puja de objetos perdidos con un lote de 150 artículos, mayoritariamente joyas, por un valor de salida de 5.000 euros

03 nov 2020 . Actualizado a las 23:30 h.

Si se pregunta alguna vez qué habrá sido de aquel colgante o de aquel reloj que se le extravió hace años, quizá debería estar atento a la subasta que programa el Concello con parte de los objetos despistados que han sido depositados en sus dependencias desde hace al menos dos lustros. Podrían estar entre los 150 artículos seleccionados para la primera puja que organizará Raxoi con objetos perdidos entre 1992 y el 2010. Ya llovió. Desde entonces son muchas las pertenencias personales que han estado bajo custodia municipal.

Son varios cientos los objetos de variados interés personal, valor económico y funcionalidad que anualmente entran en sus dependencias, aunque en buena medida acaban volviendo a sus propietarios. Pero no siempre es así. En ese caso, una vez vencido el plazo legal para reclamarlos, y realizados los preceptivos avisos públicos para advertir a sus titulares y a quienes los hallaron (al cabo de dos años, estos adquieren derecho sobre ellos), esos bienes pasan a ser de propiedad municipal.

Descartados los carentes de valor por deterioro u obsolescencia, los despistes de turistas y compostelanos en aquellos años han dejado un listado de 150 objetos con cierto valor que el Concello ha decidido convertir en dinero contante y sonante. El precio de partida de la puja le asegura al menos unos 5.000 euros, además del IVA. No es mucho, si se piensa en clave municipal, pero la subasta liberará sitio en una oficina que no deja de recibir objetos, aunque el confinamiento y las restricciones de movilidad han reducido de forma importante su actividad este año.

Sortijas (32), colgantes (56), pulseras (49), relojes (7) y cámaras fotográficas (3) nutrirán mayormente esa primera puja, en la que las notas de color las pondrán un sonajero, una raqueta de bádminton y una guitarra.

Todavía no hay fecha, pero el Concello ha adjudicado ya su organización a la firma madrileña Sala Retiro, con treinta años de experiencia en subastas de arte y joyas y de objetos perdidos de la Audiencia Nacional, audiencias provinciales y ayuntamientos como el de Madrid. Los ingresos para Raxoi dependerán de cómo vaya la puja. Todo el lote se tasó en 5.099 euros, en el 2016. Entonces, y en alguna otra ocasión posterior, se consideró ya la oportunidad de venderlos en subasta pública, pero la decisión no se adoptó formalmente hasta hace unas semanas.

La empresa se quedará con el 10 % del importe de lo vendido, pero garantiza también la propia compra, al precio tasado, de lo que no coloque en la subasta. La puja no tendrá, por tanto, ningún coste para la Administración local. Será, inicialmente, por Internet y por un período de permanencia no inferior a tres días, aunque también podrá ser presencial, En cualquier caso, deberá ser anunciada con la suficiente antelación a través de la web municipal y con previa difusión de fotografías y de la descripción de las piezas que saldrán a la venta.

Lo que más se despista ahora: móviles y llaves

Depositaria de los muchos objetos que los descuidos de los ciudadanos dejan sin dueño en espacios públicos -y de la documentación de la que se deshacen los carteristas una vez obtenido su botín-, la sala municipal de objetos perdidos es un testigo silencioso de los despistes de compostelanos y turistas, pero también de los avances de la tecnología. Donde antes se acumulaban cámaras fotográficas, entre otros muchos objetos, ahora se apiñan móviles. Las cámaras apenas entran ya en las dependencias policiales, si no son las que incorporan los terminales personales de telefonía.

Los móviles son lo que más pierden ahora los santiagueses. Solo a la oficina municipal llegaron el pasado año 143, el 90,5 % de lo clasificado como material informático y electrónico. La cifra bajó ostensiblemente este año: 36 sumaban hasta hace unos días. La caída se explica por el confinamiento y las restricciones de movilidad, pero aun así son el 85,3 % del material informático y electrónico depositado en Raxoi y el 45 % de todo lo que le entró este año.

La prevalencia de los móviles es clara desde hace años entre los objetos perdidos, aunque también destacan con claridad las llaves de coches. Y su sustitución no es barata. El responsable del servicio, Juan Mosquera, recomienda a quienes las echen en falta que pregunten por ellas en la oficina de objetos perdidos antes de darlas definitivamente por extraviadas y encargar una copia.