Fitur, la Feria Internacional de Turismo, echó el cerrojo anteayer en Madrid. Allí Galicia ocupó un estand realmente de notable alto, desde luego, el mejor sin duda alguna de toda la España del norte y el centro. Andalucía o las Canarias ya es otra cosa. Y Galicia no se mereció el sobresaliente porque sigue cometiendo el pecado de tener un espacio para presentaciones demasiado abierto, sin separaciones, con megafonía claramente mejorable y que, entre una cosa y otra, hay ponentes a los que apenas se les entiende nada.
Fitur recuperó el pulso de años anteriores a la crisis, con alguna enorme ausencia en tiempos en que ya no hace falta el verse las caras para promocionar un destino turístico. Incluso hay países que vuelven a estar presentes, como Finlandia, un destino en ascenso. Movido por la curiosidad, uno indaga el porqué. Y aunque no existe una sola razón -no la hay nunca para nada- resulta que ida y vuelta a Helsinki costaba ayer mismo menos de 200 euros… ¡pero desde Oporto! Turismo de Galicia y el Xacobeo están llevando a cabo una acción sostenida en el tiempo para promocionar el Camino de Santiago en aquel país nórdico, así que hay que buscar una alternativa de viaje, o, de facto y aunque sea un pecado venial, aliarse con Oporto. Pero claro, eso sería una puñalada a Lavacolla.
Por lo demás, los protagonistas de Fitur fueron los taxistas de Madrid en huelga, que se concentraron a sus puertas rodeados por unidades especiales de la policía dotadas de ampulosos chalecos antibalas. Las televisiones extranjeras, presentes por docenas, no pararon de trabajar. La imagen, desde luego, no animaba a hacer turismo por Madrid adelante. Mire, lo mejor es venirse a Galicia.