Plan fallido

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

27 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuatro años perdidos. Ahora al gobierno de Martiño Noriega le entran las prisas para dar algún paso en la revisión del Plan Especial del casco histórico que pueda exhibir en las urnas de mayo, pero cuando ya todo se mide en parámetros de réditos electorales, no se dan las circunstancias para avanzar en un proyecto que es de ciudad y requiere amplios consensos para llegar a buen puerto. ¿Es tan complicado discernir lo que necesita el casco histórico para frenar la desaparición de la vida ciudadana de la faz de sus calles? ¿Lo es diagnosticar las carencias y las soluciones para adaptarlo a una vida propia del siglo XXI aun a sabiendas de que habrá algunos lastres insalvables? Pues claro que no. Basta preguntar a quienes viven y trabajan en el casco histórico para establecer un orden de prioridades y un buen número de ideas para acometerlas sin tener que recurrir a sesudos y costosos artificios de teorías arquitectónicas. Vueltas y más vueltas, más y más marear la perdiz. Para descubrir lo obvio: que para insuflar vida vecinal, comercial, y frenar la hasta ahora imparable progresión del monocultivo turístico y la consiguiente musealización de la Compostela histórica, lo que hay que hacer es flexibilizar con tino y mesura las rigideces del PE e incorporar hasta donde sea posible los medios para que unas condiciones de vida decimonónicas no sean el precio a pagar por el «privilegio» de estar domiciliado en el patrimonio de la humanidad. Que un día cualquiera, este viernes a las plácidas seis de la tarde, recorriendo de lado a lado la Rúa Nova te cruces a veinte personas contadas y la mitad de ellas sean turistas despistados entre bares cerrados por vacaciones, es un drama que hay que cortar. Ya.