Tres vergüenzas

Emma Araújo A CONTRALUZ

SANTIAGO

22 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Aesta menda, que es fruto de una educación en la que nos hacían escribir un mínimo de cien veces frasecitas sobre lo que debíamos hacer, o cómo había que escribir alguna palabreja, nunca le había quedado claro si esta forma de inculcar valores tenía algún sentido. Así era hasta hace unos días cuando el sinsentido de determinadas campañas para fomentar la igualdad o frenar el consumo de alcohol entre los jóvenes fueron vilipendiadas como se merecen por miles y reiterados mensajes de oprobio que consiguieron su objetivo.

La simple y sincera rectificación, algo a lo que cada vez estamos menos acostumbrados, debería formar parte de nuestra agenda diaria, como los polifenoles en el desayuno. De igual forma debería serlo la sencilla práctica de ponerse en el lugar del otro.

Quizá así, en pleno debate sobre la igualdad y la violencia de género, todos nos habríamos ahorrado la vergüenza de averiguar que esa administración que debería representarnos por igual nos ve a las mujeres como seres tan portentosos que no necesitamos ganar los mismo que los hombres, que en Galicia la lluvia es arte y nosotras las piedras que pule el orballo. Y, por supuesto, que somos tan enormes que vemos y miramos por encima del hombro a todo lo que se menea.

Quizá, a las mentes que idearon la campaña institucional de Galicia en vez de pensar que simplemente sería buena idea sumarse al mensaje En negro contra a violencia, y ahorrarse unos cuantos euros, se pasaron de frenada y en vez de Las tres Gracias le salieron tres vergüenzas. Ahora solo cabe esperar que sepan rectificar para la próxima.