Esperando la primavera

Raquel Puente Carballo RELATO

AL SOL

30 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere…». En el camino que llevaba a la que había sido la casa de la abuela deshojaba cada mañana unas cuantas margaritas esperando encontrar respuesta a aquella pregunta, pero a cada flor la respuesta era distinta.

Así pasó todo el verano, sin atreverse a formular la pregunta a quien de veras debía. Llegó el invierno y una mañana el camino amaneció desierto de margaritas, que no habían soportado la helada de la noche.

Entonces decidió que lo mejor sería sentarse a esperar, porque seguro que, en cualquier momento, alguna de las flores revivía y podría formularle de nuevo la pregunta. Sin embargo, pasaron los minutos, las horas y nada. Ella se fue acurrucando para intentar resguardarse del frío, hasta que, sin darse cuenta, se quedó dormida. Fría como un témpano de hielo y pálida como la nieve, la encontraron dos vecinos a la mañana siguiente y pensaron que había muerto.

Durante varios días estuvo inconsciente, y, cuando despertó, miró a su alrededor y esbozó lo que parecía una sonrisa. Desde la cama podía ver cómo los rayos de sol se colaban por las ventanas a intervalos y la pared del pasillo parecía una pantalla de cine donde se estuviera proyectando una película antigua. Enseguida, él empezó a recriminarle que si estaba loca, que cómo se le había ocurrido quedarse fuera con aquel frío, que si tenía la cabeza llena de pájaros, que a su edad…

Cuando por fin se recuperó volvió a salir, se sentó en el mismo tramo del camino y decidió permanecer allí esperando que llegase de nuevo la primavera y floreciesen las margaritas. Ya no pensaba deshojarlas. ¿Para qué? Tenía la certeza de que no la quería.

Raquel Puente Carballo, periodista, 46 años, Vallverd (Tarragona).