El Indiano

Judit Díaz Taibo

AL SOL

Judit Díaz Taibo. 38 años. A Coruña. Controller de gestión

09 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mi nombre es Pedro Moreira Añón y me llaman El Indiano. Cuando era joven, no había en mi aldea muchas opciones de ganarse la vida. Sembrar los campos esperando un buen fruto, arar la tierra tirando con mano firme de unos bueyes lentos y tozudos o embarcarse en pequeñas tripulaciones. Como consideraba el trabajo del campo duro y poco agradecido, y además no sabía nadar, mi padre pidió a un pariente en Cuba que me llevase con él.

En 1931 zarpé desde el puerto de A Coruña, rumbo al país de Jauja. Al llegar a La Habana me puse a trabajar en un gran hotel en el que se alojaban muchos norteamericanos. Las propinas eran buenas, y el trabajo llevadero. En poco tiempo logré ser el gerente de ese mismo hotel. Pasados unos años, me convertí en propietario de ese hotel y de otros 10 más. Mi vuelta a Galicia fue a principios de los 60. Bajé del barco vestido de blanco impoluto y con sombrero panameño. Fui a visitar la ostentosa casa que había mandado construir, sentándome durante horas bajo la sombra de las palmeras que lucían su tropical belleza en un día gris y lluvioso.

Supe hacer las Américas y aprovechar la prosperidad y oportunidades que otro país me brindó. Instalado de nuevo en el lugar que me vio nacer, me pregunto dónde está realmente mi hogar. Mi alma grita en silencio: donde sientas que por fin estás en paz. Y yo, un inculto viajado que regresó rico y hacendado, no encuentra respuesta. ¿Paz? La que sentía cuando mi abuela me cogía de las manos y me besaba. O cuando nos juntábamos toda la familia en alguna romería para comer sentados en el campo. También el saber que no he hecho daño a nadie en mi vida me produce una gran armonía. Concluyo que el hogar está donde tenemos el corazón, y el mío se encuentra divido en dos mundos diferentes que han hecho de mi un hombre feliz y en paz.