El aceite pontevedrés que ayuda a estar sano

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Ana Gato es el alma máter de una marca llamada Embruxo, un oro líquido con el que esta empresaria se reinventó y que aporta calidad nutricional y un sabor «que recuerda al del campo gallego»

23 sep 2021 . Actualizado a las 13:46 h.

Una persona que se levanta cada día puntualmente a las 5.30 horas de la madrugada para hacer deporte y mantener un estilo de vida sano y enérgico, obligatoriamente, tiene que ser alguien optimista y sacrificado. Y esa es Ana Gato Martínez; una mujer y empresaria de Pontevedra que está detrás Embruxo, una marca de aceite fiel a su creadora. No en vano, este oro líquido que ofrece lo que busca es aportar salud a los que lo consumen. Amén de ofrecer un sabor gustoso que, según cuenta Ana, «recuerda al del campo gallego».

Como suele ocurrir con los productos hechos con alma, la historia del aceite Embruxo es, en gran parte, la historia de su creadora. A Ana le tiró siempre todo lo relacionado con la nutrición. De hecho, por aquí quería encaminar su formación. Pero hace años la FP se veía como un hermano feo del sistema educativo y sus padres le recomendaron que, mejor, cursase una licenciatura. Estudió Empresariales en Vigo y llegó a ejercer labores comerciales. Pero dentro seguía teniendo el gusanillo emprendedor y la ansia de hacer algo relacionado con la nutrición, con la vida sana que le gustaba llevar.

Tuvo primero tiendas de ropa. Luego, empezó a coquetear en serio con la idea de emprender un negocio que aunase su pasión por cuidarse -«somos lo que comemos», repite ella- y sus ganas de aportar algún producto al mercado que fuese «muy gallego, muy nuestro y muy acorde con la dieta Mediterránea». En esas estaba, dándole vueltas a la cabeza, cuando, además, buscaba un aceite de oliva sano, con muchos nutrientes, para completar su dieta. No encontraba ninguno en el mercado que le convenciese del todo. Y se le iluminó la bombilla: «Decidí hacer un aceite propio que reuniese buenas cualidades nutricionales».

El coworking de Vilanova de Arousa le dio el espaldarazo necesario y comenzó su aventura empresarial. ¿Por qué su aceite es sano? Señala ella que la clave está en la materia prima, además de en la técnica de elaboración: «Para hacer 500 mililitros de aceite de oliva virgen 100 % necesitamos ocho kilos de aceituna hojiblanca. Luego, hacemos una extracción en frío, no lo recalentamos, y presentamos nuestro aceite sin filtrar. De ahí que te puedas encontrar partículas de aceitunas cuando lo consumes. ¿Qué logramos con todo esto? Pues obtenemos un producto con una alta calidad nutricional, muy rico en polifenoles y vitamina E». Esto hace que sea un aceite «que ayuda a prevenir el colesterol y las enfermedades cardiovasculares».

El sabor, otra de las claves

Ana es consciente de que, además de ser sano, el producto tiene que convencer por el gusto. «Sí, hay aceites que aunque son sanos nos saben muy fuertes, por la acidez, y tendemos a rechazarlos». Así que no dejaron de testar su producto hasta que encontraron un sabor que les convenciera. Y asegura que lo lograron: «Sabe muy afrutado, no tiene prácticamente ninguna acidez, parece una frase hecha pero de verdad que recuerda a Galicia».

Con esos mimbres lanzaron su producto al mercado. Subcontrataron una almazara -el objetivo es contar una propia- y apostaron por la aceituna gallega. «Hay olivos en Galicia y nuestra idea es envasar aceituna gallega», señala Ana. Envasan el producto a demanda, ya que de lo contrario se oxida. Así que conforme van teniendo pedidos van saliendo las botellas y latas, que venden en pequeñas tiendas y por Internet. Paralelamente, están llegando a acuerdos con agricultores para plantar olivos y asesorarles con el cultivo. Esta es la última pata de un negocio bañado en oro líquido.