Una actuación que divide al sector del mar en la comarca

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

ramon leiro

El consenso que pide Portos para la obra ambiental es difícil por la desconfianza que genera el vertido de áridos en Tambo

25 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El dragado del Lérez va camino de convertirse en una historia aplazada tantas veces que, como en el cuento de la lechera con el cántaro, podría acabar rompiéndose y nunca ejecutarse. El presidente de Portos, José Juan Durán, pidió el pasado viernes a todos los implicados «a maior xenerosidade posible» para desbloquear la parálisis que hay desde que en enero del año pasado se expuso al público el impacto ambiental. A día de hoy, el sector marítimo de la ría de Pontevedra sigue tan dividido como al principio, con el añadido de que las cosas, cuando se enquistan tanto, suelen acabar mal.

El dragado prevé la retirada de 330.000 metros cúbicos de áridos y fangos del canal del río y de la desembocadura del Lérez, en un área que iría desde la boca del canal junto al cabo de Os Praceres hasta rebasar el club naval aguas arriba, pero sin llegar al puente de As Correntes. Los beneficios anunciados es que este ámbito -no hace muchos años uno de los bancos más productivos de la ría- es prácticamente estéril al marisqueo hoy porque la acumulación de arena, ramas y troncos destrozó el ecosistema. El dragado dejaría limpio el cauce y además, con varios pozos de decantación, se evitaría que se reprodujese esta situación en los próximos años. Esta es la petición de las cofradías de Lourizán, Pontevedra y Raxó.

En el ámbito deportivo, se garantizaría la navegabilidad en la desembocadura y el club naval podría volver a usar todos sus pantalanes. Ahora, en marea baja se queda en seco el atraque más próximo a la ciudad y el fango amenaza con cubrir ya el del medio. Hasta aquí en el sector pesquero de la ría hay consenso. Nadie se opone.

El problema surge después, con la cuestión de dónde se echarán esos sedimentos que se retiren del río y del canal. El proyecto de Portos prevé que 109.000 metros cúbicos de los áridos de mejor calidad se utilicen en la regeneración del banco marisquero de Campelo. Es una propuesta que aceptan los pósitos.

El problema está en el otro punto de vertido, donde irán los lodos de peor calidad -221.000 metros cúbicos-. El proyecto de Portos prevé que sea al oeste de Tambo, en una zona que está en malas condiciones. Portos se comprometió a que se depositarían con una ecodraga para causar el menor impacto y que dejarían el fondo marino siempre mejor de lo que está ahora. Sin embargo, las cofradías de Portonovo, Bueu y Marín, los bateeiros y los navalleiros de la ría se oponen a este vertido porque consideran que no se podrá evitar la multiplicación de las partículas en suspensión en el agua en este ámbito y que esto produciría una inmediata mortandad de navaja y mejillón, su medio de vida.

Piden que se vierta en mar abierto, donde lo hace Fomento. Es más caro y obligaría a tramitar administrativamente desde cero el proyecto, de ahí la resistencia de Portos. De hecho, la Xunta sopesa acometer la obra en dos fases, una en el río y otra en el canal. La cuestión es que aún así ese consenso sigue en el aire por dónde se verterán esos áridos.