El titán que se privó del café para competir

Alfredo López Penide
López Penide POIO / LA VOZ

POIO

Ramón Leiro

Este joven de Poio halló en el culturismo el deporte que le permitía «encontrarme a mí mismo cada día»

09 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Iván Silva es de los que desmontan todos los tópicos que rodean al mundo del culturismo. Así, de primeras, rechaza la idea de que los aficionados a este deporte se pasan el día machacándose en el gimnasio: «Es un error, igual que los que piensan que comemos mal. Mi dieta casi toda es a base de carbohidratos. Mi día a día comienza levantándome para ir a caminar, desayuno, que ya lo tengo hecho del día anterior, voy al instituto y, si tengo las tres últimas horas libres, las dedico a cocinar para los días siguientes».

Y es que la alimentación es algo que cuida hasta el más mínimo detalle este joven de Poio, posiblemente el único deportista que compite en la modalidad de culturismo en todo el municipio. A sus 23 años, no muestra la menor duda, en este punto, a la hora de reconocer sin ambages que entrenar para competir «no es saludable porque tienes que llegar a unos extremos muy grandes».

Pese a ello, tiene claro que volverá a tomar parte en torneos: «En cuanto pueda», asiente. Y es que, como explica, el adiestramiento no es saludable «dos o tres meses antes de la competición, pero el año tiene doce. Tampoco es saludable salir todos los fines de semana y beber cubatas, y eso yo no lo hago como tampoco fumo». Iván Silva es pragmático al asumir que realiza un esfuerzo que afecta a su salud durante ocho o doce semanas, mientras que, remarca en todo momento, se cuida el resto del año.

Eso sí, aún recuerda bajar del coche para ir al instituto «y no poder. Estuve a punto de caerme. Llegué con las piernas... Y no poder bajar las escaleras para ir al laboratorio y tener que quedarme en la biblioteca porque no podía caminar». De igual modo, de cara a su primer torneo, apenas lograba conciliar el sueño. «Sufrí por esto porque a mí entrenar me gusta. Salgo de casa por las mañanas y todo lo que tengo congestionado, lo echo todo. Me encanta»

El instituto -estudia laboratorio en A Xunqueira- lo compagina con la labor de entrenador personal y el asesoramiento a algún cliente en cuestión de dietas. «Me gusta ser cercano con la gente a la que llevo. Mi objetivo es que estén saludables, que se encuentren bien», añade, al tiempo que revela que su secreto pasa, en un primer momento, por ser organizado y, luego, en la fuerza de voluntad. «Sin la fuerza de voluntad es imposible conseguir nada», deja claro.

Llegó al mundo del culturismo por un amigo, Fran Iglesias, con el que empezó a entrenar. «De aquella practicaba deportes de contacto, pero, al final, llegó un momento en el que no podía compaginar las dos cosas y me quedé con el hierro. Me gustaba más y era lo que me hacía encontrarme a mí mismo cada día. Me permitía progresar sin ayuda de nadie, solo yo entrenando y comiendo adecuadamente», relata sin perder la sonrisa.

Los comienzos

Aunque ya ha tomado parte en torneos internacionales, los comienzos de Iván Silva fueron muy duros: «No iba a tomar ni un café, ni nada para ahorrarme el dinero que me daba mi madre para poder ir a una competición y me quedaba ahí, en un cartón, a dormir en el pabellón de los deportes. Venía a hacer cardio entre las cinco y las seis de la mañana». El pasado año ya no se tuvo que privar del café gracias a una ayuda económica de Ence. «Pude volver a ser campeón de España gracias a ellos porque si no era imposible viajar. Simplemente, ir a Madrid era imposible para mí».

Es un título que ha revalidado y que ha compaginado con otras citas internacionales. «La primera vez que fui a una no me lo creía. Pensar que acabo de empezar a competir y ya estar ahí. Aún ahora no me lo creo. No esperaba llegar a competir volviéndome a poner el chándal de la selección española. Ir representando a tu país a un campeonato internacional a Hamburgo (Alemania) es todo un trofeo aunque no haya ganado, ni haya tenido una buena clasificación». Al mismo tiempo, lanza un aviso a navegantes, a todos aquellos que tengan intención de seguir sus pasos: «Si no tienes un compañero tocah..., te lo pasas muy bien».

Y como muchos atletas, a Iván Silva le acompañan algunas supersticiones. «No quiero que nadie sepa nada de mí justo antes de las competiciones», revela. «Me abstraigo del mundo. Bueno, de mi pareja, no. No quiero que mis rivales me vean, ni yo verlos a ellos. Quiero llegar con la mente despejada sabiendo que me lo voy a pasar bien».

Es en esto en lo que se podría resumir su filosofía, en divertirse y gozar del momento. «Si pasa algo bueno, perfecto. Esto lo hago para disfrutar y la preparación para este último campeonato no me supuso ningún estrés extremo como la anterior, que era no dormir, no dormir, no dormir... Ni una siesta. Estaba mirando al techo todo el rato».

Eso sí, una vez desciende el telón del torneo «desconectas. La cabeza te dice ya pasó y puedes relajarte». Y, de paso, dormir.