El Tribunal Supremo tiene la palabra

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Ence supedita a un nuevo fallo judicial su continuidad en Lourizán que el Gobierno y el Concello ni se plantean apelando a una negociación posible pero muy complicada

12 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La segunda reunión de la mesa de negociación sobre el futuro de Ence dejó claro que la continuidad de la pastera en su actual asentamiento en la ría de Pontevedra solo será posible si el Tribunal Supremo desdice a la Audiencia Nacional. Es decir: solamente un fallo judicial del alto tribunal, en contra de la sentencia recurrida, podría cambiar el escenario actual, manifiestamente contrario a la permanencia de la celulosa en Lourizán.

Por cierto: la posibilidad de que el Supremo contradiga a la Audiencia Nacional no es descabellada. Diversos especialistas jurídicos creen muy posible que desbarate ese primer fallo por diferentes defectos de forma que se dieron.

Dos bloques

Por otra parte, las dos reuniones celebradas por la mesa de negociación (en Madrid y Pontevedra) han esclarecido posiciones entre las diferentes Administraciones y demás interlocutores. Se puede concluir que Gobierno de la Nación (PSOE y Podemos) y Concello de Pontevedra (BNG y PSOE), están alineados en un miso eje: reclaman el traslado que consideran inexorable, negando cualquier otra posible continuidad.

La Xunta, la propia empresa, sus trabajadores y los restantes operadores concernidos (desde transportistas al sector forestal), forman el otro eje. Reivindican un atajo jurídico que permita mantener a Ence en Lourizán por más tiempo de los once años que ahora le quedarían. Y si el Gobierno de España no acepta esa posibilidad, supeditan su suerte a lo que resuelva el Supremo.

En suma: tenemos dos bloques ya definidos y claramente confrontados cuya conciliación será dificilísima en esa mesa de negociación, según se puede atisbar. Aunque el mero hecho de sentarse, contrastando posiciones y opiniones contribuye a destensar el conflicto. A bajar el suflé, como pedíamos hace unas semanas desde esta misma página. Y eso ya es un primer paso muy importante.

Ausencias estratégicas

La segunda reunión de la mesa de negociación celebrada el viernes, estuvo condicionada por dos ausencias de gran trascendencia. Que ni la ministra de Transición Ecológica ni el consejero delegado de Ence acudieran, hipotecaba la adopción de los acuerdos que se pudieran alcanzar.

No se trata de devaluar el rol ni de Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente ni de Antonio Casal, director territorial de Ence para Galicia. Ambos cumplieron con el papel que les cabía interpretar. El primero dudando de qué entre 441 hipotéticas localizaciones en Galicia, estudiadas por la consultora de ingeniería Idom, no fuera posible hallar alguna idónea para trasladar la fábrica. El segundo, por el contrario, desestimando cualquier emplazamiento alternativo a Lourizán. Pero es evidente que Morán y Casal iban de entretenimiento. Serán sus respectivos superiores quienes deberán adquirir los compromisos que entiendan y ofrecer las garantías necesarias para cumplirlos. Si se producen.

En cambio, fue de agradecer la presencia tanto del vicepresidente económico de la Xunta como del alcalde de Pontevedra que no delegaron dándole a la cita, la trascendencia e importancia que revestía. Especialmente para quienes más esperan algún resultado concreto de esta mesa. Es decir, los representantes de los trabajadores y demás actores económicos y sociales inquietos por la suerte de Ence en Pontevedra.

Un compromiso de mínimos

No se puede desdeñar un compromiso de mínimos que salió de la reunión del viernes. Prácticamente el único acuerdo tangible en las dos reuniones que llevan las partes. Podríamos formularlo así: si se diera el caso de que el Supremo confirmase la sentencia de la Audiencia Nacional y obligase a Ence a abandonar Lourizán en el plazo de once años, la ejecución del fallo no sería tan inminente. Tanto el Gobierno de la nación como el mismísimo Concello de Pontevedra (a pesar de su beligerancia contra la pastera) manifestaron estar dispuestos a conceder un plazo de gracia. Dicho de otro modo: no instarían una ejecución inmediata de la sentencia, lo que otorgaría a Ence un plazo de gracia, un margen de tiempo «prudencial» como dijo el alcalde pontevedrés, para que no se paralizase la producción mientras la compañía pusiese en marcha el traslado.

En otras palabras, no se instaría el cierre inmediato de Ence en Lourizán siempre que la empresa impulsase un proyecto «creíble» de reubicación, siguiendo el símil del reciente precedente de Elnosa cuando cerró para llevarse sus instalaciones a Torrelavega. Aunque si es Elnosa el referente a todos los efectos, mal le iría a los trabajadores de Ence, empresas auxiliares, transportistas y demás entorno. Aquello fue un portazo en toda regla.

Incongruencias

El debate en torno a Ence ha dado lugar en estas últimas décadas a numerosas contradicciones e incoherencias. Los partidos políticos han sido los primeros en protagonizarlas con diferentes cambios de opinión y estrategia. Se han producido estas modificaciones de actuación tanto en el plano argumental como en el personal.

Les cuento un chisme para acabar: ¿Qué les parece que uno de los concejales del BNG que lleva más años en gobiernos municipales con Lores, haga la compra en el economato de Ence? Fue visto la semana pasada con el carrito. ¿Es congruente con querer cerrar la fábrica?