1999: De cuando el cine en Pontevedra duplicaba el número de sus salas

Juan García / ch. c. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Interior del centro Vialia en la actualidad, que albergan los cines Cinexpo desde 2013
Interior del centro Vialia en la actualidad, que albergan los cines Cinexpo desde 2013 Pablo Fariña

Las obras del centro Vialia traían ocho nuevas pantallas hace dos décadas

31 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El 31 de agosto de 1999, Pontevedra vio el inicio de las obras de lo que se convertiría en el primer centro Vialia de Renfe en Galicia. Un gran acontecimiento situado en un período de muchos cambios, como lo fue el final de siglo y comienzo del nuevo milenio, y que además traería a la ciudad ocho nuevas salas de cine para sus residentes, duplicando el número de las ya existentes.

En aquel momento, la Boa Vila disponía de una cantidad envidiable de espacios para disfrutar del séptimo arte. Concretamente, existían siete salas repartidas entre varios locales míticos de la ciudad, como pueden ser el cine Gónviz, el Victoria, los multicines ABC o los Minicines Pontevedra. La llegada de los espacios de Vialia -gestionados por Lauren Cinemas- se decía que traerían consigo 1.937 butacas, con la sala de mayor aforo contando con 256 y la menor con 194. Al final, los números cambiaron y como sabemos hoy, las localidades fueron 1.612, con 266 en la mayor y 154 en la menor. Aun así, se trataba de un gran momento para todos los cinéfilos de la capital provincial, que veían cómo con este nuevo espacio aumentarían las pantallas, las opciones de películas disponibles y el número de butacas.

Andado ya el año 2003, Pontevedra se situaba por aquel entonces como la ciudad gallega con más butacas de cine por habitante, por encima incluso de la media nacional. Así, la Boa Vila disponía de más de 2.700 localidades para una población que no llegaba a los 75.000 habitantes. Esta era una gran oferta cinéfila para todos los residentes de la ciudad y alrededores, un sueño para los amantes del audiovisual que podían elegir entre numerosas pantallas. Sin embargo, todos los sueños llegan algún día a su fin y en el caso de Pontevedra, se convirtieron en una auténtica pesadilla.

Butacas para recordar

La llegada de los multicines de Vialia y la posición de Pontevedra como ciudad perfecta para disfrutar del séptimo arte pronto dio un giro dramático. Y es que en las últimas décadas tuvo lugar la desaparición de cinco salas de cine, reduciendo drásticamente el número de butacas.

El primero en echar el cierre fue el Cine Malvar, emblemático espacio de Pontevedra, datado de 1948, y que en el 99 ya llevaba años sin abrir sus puertas. Le siguió el Gónviz en el año 2001 y que fue vendido por la empresa Fraga. Actualmente, parte del local se ha convertido en un Zara Home. La otra se intentó reconvertir en varias ocasiones en un espacio multicultural, pero por problemas logísticos el proyecto nunca llegó a ver la luz.

De las tres salas más antiguas y grandes de la ciudad del Lérez, la última en cerrar sus puertas fue el Victoria, en el año 2002. Inaugurado en 1943 en Benito Corbal, el cine tenía una capacidad para más de 1.200 espectadores. Sin embargo, el inmueble fue adquirido por una constructora y derribado para construir un edificio que actualmente alberga el H&M de la ciudad.

Los últimos en cerrar fueron los multicines ABC, situados en Blanco Porto y que siguieron los pasos de los Filcine, que estaban en frente. La sala de Blanco Porto detuvo sus proyecciones en el 2006, tras 20 años de actividad. Entre los dos, sumaban cinco salas y más de 1.000 butacas. Actualmente ambos locales están ocupados, el de ABC por un gimnasio y el de los Filcine por una tienda de calzado y textil.

Sin cine en Pontevedra

Así, la ciudad que en algún momento albergó hasta 15 salas, se quedó con las ocho de Vialia, aquellas que en agosto del 99 se anunciaban con tanto optimismo. Pero hasta el centro de Renfe sufrió un duro giro de guion con el que estuvo a punto de sufrir el destino final de sus predecesores, cuando en junio de 2013 echó momentáneamente el cierre.

La razón de esta hecatombe cinematográfica fue una deuda millonaria de la empresa Ábaco -que compró a Lauren la titularidad del complejo, pasando a llamarse Cinebox-, derivada del alquiler de los cines. Así, Pontevedra se quedó sin salas durante seis meses y tuvo el triste honor de ser la primera ciudad gallega en no tener oferta audiovisual.

Por suerte para los pontevedreses, ADIF, firma propietaria del centro, sacó a concurso el local y la explotación de las instalaciones en un intento de no dejar a la ciudad sin pantallas. Y dio resultado, cuando la firma gallega Galicine se hizo con dichos derechos para reabrir los cines de la ciudad.

Fue así como, en diciembre del mismo año, Cinexpo resurgió de las cenizas del antiguo cine, devolviendo la luz a todos los cinéfilos de la Boa Vila. Y trajo además novedades, con una sala VIP, otras dos con butacas vibratorias y dos salas 3D. Una reanimación en toda regla para recuperar la gloria perdida del séptimo arte en la ciudad.

La llegada de la pandemia obligó a otro cierre momentáneo y trajo consigo una gran crisis para el sector cultural. Pero a pesar de todo, Vialia sigue resistiendo 22 años después de que iniciase su obra.