La diversión como la fórmula del éxito

juan garcía PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Pablo Hinójar, seleccionador nacional de gimnasia y entrenador olímpico
Pablo Hinójar, seleccionador nacional de gimnasia y entrenador olímpico CAPOTILLO

El entrenador Pablo Hinójar ha cosechado grandes logros en la gimnasia a nivel nacional e internacional

23 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Hinójar Rey ha dedicado casi toda su vida a una pasión: la gimnasia. Comenzó como deportista allá por los años 90 y cosechó grandes éxitos. De gimnasta pasó a entrenador, un puesto con el tampoco paró de ganar logros. Tantos han sido que, a día de hoy, es el seleccionador nacional de gimnasia acrobática y de trampolín. Pero lo que más destaca Pablo no son los méritos de su currículo, sino lo mucho que se divierte con este deporte.

Su historia con la gimnasia empezó cuando tenía 16 años. «La descubrí por la tele, viendo los Juegos Olímpicos de Seúl del 88. Empecé a imitar ciertos movimientos que veía», relata el entrenador. Y por casualidades del destino, mientras como dice, «hacía el cabra», Javier Viñas, vinculado al mundo del deporte, lo descubrió entrenando por su cuenta y le mostró este deporte. «Empecé con las escuelas municipales», relata el gimnasta, ya que era el único sitio donde podía aprender. Más tarde, se uniría al Club Treboada, en el que desarrollaría su carrera de deportista.

Como gimnasta, Pablo cosechó grandes logros. Desde principios de los años 90 ya acudía a competiciones autonómicas en la disciplina de gimnasia artística. A partir del 95 se cambió a trampolín, modalidad con la que disputó competiciones nacionales y fue medallista en numerosas ocasiones. Sin embargo, para Hinójar estos éxitos no son lo que mejor recuerda de esta etapa. «Lo más importante era lo que disfrutaba entrenando y los compañeros que tenía, que eran como una segunda familia. Como gimnasta me gustaba más entrenar que competir, si no iba a un campeonato me daba igual, con entrenar me llegaba. Teníamos una mentalidad muy sana y deportiva», confiesa el seleccionador. Para él por encima de todas las competiciones, estaba su propia satisfacción practicando este deporte y las amistades que creó con sus compañeros.

A nivel profesional, siempre tuvo claro que quería ser entrenador. «En el momento que pude hacer los cursos de formación de técnico los hice prácticamente todos», cuenta Hinójar. Y se convirtió así en uno de los pocos entrenadores multidisciplinares de España.

En el 2004 decidió dejar el Treboada para aventurarse en la creación de un nuevo club, el Ximnasia Pontevedra, con el objetivo de tener un lugar en el que poder desarrollar este deporte en alto nivel. Así, «por circunstancias», como dice Hinójar, acabó siendo el presidente, sin abandonar su faceta como entrenador.

«Estoy muy orgulloso del trabajo que han hecho nuestros gimnastas», afirma el técnico. Y no es para menos, ya que han criado campeones de Galicia, España y Europa, además de obtener buenos puestos a nivel mundial y algún que otro récord. Una serie de grandes logros que han conseguido a pesar de los problemas con el material. «Siempre hemos tenido mejores resultados que instalaciones», cuenta Hinójar, ya que actualmente no disponen de un lugar propio en la ciudad en el que desenvolver la gimnasia de una forma óptima. Tanto es que el mismo Pablo, cuando recibió el Premio Pontevedreses al deporte en el 2015, aprovechó el momento para «en vez de agradecer, exigir que pusieran una instalación digna».

Unos años antes, en el 2011, el entrenador pasó al siguiente nivel convirtiéndose en el seleccionador nacional de gimnasia acrobática y trampolín. «Como entrenador tenía los mejores resultados de toda España, tanto en la modalidad acrobática como en la de trampolín», afirma orgulloso. Es por eso que desde la Federación Española de Gimnasia lo eligieron para el puesto. «Al principio me parecía una gran responsabilidad», confiesa, ya que elegir quien entra y quien no es una labor muy complicada que a veces, se basa en factores circunstanciales.

De este puesto se tomó un descanso en el 2019, cuando decidió centrar todos sus esfuerzos en preparar a Melania Rodríguez para los Juegos Olímpicos de Tokio. Una etapa que fue perjudicada por la llegada del covid-19 y por la que finalmente no pudieron asistir a la cita olímpica. «No lo pasamos nada bien», confiesa.

«Aunque lleve mucho tiempo, cada día aprendes de los éxitos y los fracasos», afirma Hinójar, que en su filosofía como técnico está en constante aprendizaje, para poder aportar más a sus deportistas y sacar su mejor potencial. Aún así, para él este trabajo no solo consiste en entrenar a las élites. «Me gusta trabajar día a día con los niños, ver esa inocencia, esa ilusión, esa sonrisa de gratificación que te da cuando consiguen un objetivo, aunque sea pequeño». Porque Pablo, por muchos éxitos que logre, sigue siendo un apasionado de la gimnasia que quiere contagiar este sentimiento a los demás. Ahora, tiene objetivos claros para el futuro. Primero, llevar a Melania a las olimpiadas de París 2024. Después, recuperar el volumen de gimnastas del club, perdido por la pandemia. Y por último, conseguir las instalaciones por las que lleva tantos años luchando.