Cien toneladas de sentinazos al año

ANTÓN LOis AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

PONTEVEDRA

El vertido de la semana pasada en alta mar, frente a las Rías Baixas, no es un caso aislado; en esta ocasión, como en el pasado, no son hilillos, sino de manchas de tamaño preocupante y nocivas

09 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Otra vez la llegada masiva de aves muertas a las playas nos avisa de un sentinazo, uno más. La magnitud del problema tiene que ver con el número de embarcaciones y su tamaño. Pensemos en el charquito de aceite que deja un coche simplemente por un tornillo de presión mal ajustado y supongamos el mismo caso en un barco de 200.000 toneladas. O las gotitas de gasolina que se escurren al llenar el depósito multiplicadas por las 3.000 toneladas de combustible que carga un buque. Todos esos residuos terminan acumulándose en la sentina del barco, un espacio estanco generalmente ubicado bajo la sala de máquinas, y de allí hay que sacar cada cierto tiempo lo que se va acumulando pues representa entre otras cosas un riesgo de explosión. Un solo sentinazo de un buque de registro medio puede arrojar al mar una tonelada de aceites y combustible. No digamos si lo hace un superpetrolero.

Es difícil cuantificar el volumen de estos vertidos, pues lógicamente quien comente este delito ambiental no suele informar para incorporar el dato a las estadísticas, pero una estimación muy prudente cifraría en un mínimo de cien toneladas anuales la cantidad de hidrocarburos que se vierten directamente en el interior de la ría de Vigo o llegan arrastradas por las corrientes desde alta mar. Sus efectos sobre el ecosistema son fáciles de imaginar. Una parte, la más volátil, se incorpora a la atmósfera añadiendo los muy tóxicos compuestos policíclicos aromáticos al aire que respiramos; otra parte se fragmenta y se va incorporando a la cadena alimentaria y otra afecta directamente a las aves marinas.

Especialmente peligrosos

No existe un buen momento para que se produzca un sentinazo, pero los hay especialmente malos, y el vertido de esta semana se produce en plena época de cría y migración de las aves marinas. En primer lugar los hidrocarburos hacen que pierdan la impermeabilidad de sus plumas, muriendo ahogadas y por hipotermia. El segundo problema es lo que ingieren al intentar limpiarse ellas mismas. Esos aceites les impiden absorber líquidos al impermeabilizar su sistema digestivo y les producen afecciones respiratorias. Para estas aves no es una muerte rápida e indolora, sino una larga agonía. Por eso es tan importante localizarlas y llevarlas cuanto antes a un centro de recuperación de fauna.

Estos días, otra vez, la tribu ecologista sale masivamente a las playas al rescate. ¿Se puede saber que barco es el responsable del sentinazo y aplicarle la correspondiente sanción? La respuesta es que sí. Disponemos de sistemas de seguimiento por satélite, a nivel global como el Gnome (General NOAA Oil Modelling Environment), a nivel europeo actualmente la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) provee a los Estados Miembros de la UE de imágenes de satélite a alta definición de detección de contaminaciones, a través del sistema CleanSeaNet.

Alianza estratégica

Las imágenes son luego contrastadas por los distintos estados en sus aguas de responsabilidad, mediante vuelos de comprobación de sus medios aéreos o a nivel estatal. En España existe una iniciativa para el Establecimiento de un Sistema Español de Oceanografía Operacional (Eseoo), que incluye un modelo de predicción de movimiento de manchas de hidrocarburos. Estos sistemas combinados localizan los vertidos en el mar, y se suman a iniciativas portuarias. Existe una normativa internacional (Convenio MARPOL 73/78) que regula el protocolo de descarga y la correcta gestión de estos residuos pero como se imaginarán el proceso tiene un coste y consecuentemente existe la tentación de ahorrar dinero y burocracias por el expeditivo sistema de bombear al mar los residuos.

Detectar vertidos y sentinazos no se trata, por tanto, de un problema técnico pues disponemos de herramientas para hacerlo incluso en tiempo real. El problema es la voluntad política de hacerlo pero sigue siendo más sencillo mirar para otro lado. Si en la mayoría de los casos siguen quedando impunes los vertidos que se producen en el interior de las rías (frecuentemente originados por las propias actividades portuarias) podemos imaginar el interés que tienen las autoridades en ser implacables en la lucha contra unos vertidos que se producen centenares de millas mar adentro en aguas internacionales.

Las aves afectadas por el vertido en la costa llegan a 52 en la provincia, con 188 fallecidas desde el viernes

La mejor evidencia de que algo nocivo flota por el Atlántico, próximo a las Rías Baixas, es el balance de aves petroleadas que llegan a tierra reclamando auxilio o son localizadas muertas. El último balance lo firma el Grupo Naturalista Hábitat, con un detallado informe actualizado hasta el sábado a las 23.00 horas. El documento eleva a «188 individuos mortos de sete especies de aves acuáticas que presentaban manchas dalgún tipo de aceite ou fuel, das cales 136 na provincia da Coruña e 52 na de Pontevedra, no período do 26 de febreiro ao 7 de marzo de 2020». Añade que «destas 188 aves mortas, o 91% eran araos papagaios, en castelán frailecillo atlántico, especie considerada vulnerable a nivel mundial».

El Grupo Naturalista Hábitat, a través de la profesora de la Universidad de A Coruña, Atocha Ramos, concreta que «31 aves máis mancháronse pero estaban vivas no momento de rexistrarse. Algunhas delas foron levadas aos centro de recuperación xa que non voaban e se puideron capturar. Outras 76 aves apareceron mortas tamén, pero ou ben estaban limpas, ou ben non se ten información concreta de manchas». Considerando las aves sucias, las no sucias y las que no tenían información concreta de manchas, se contabilizaron 264 individuos muertos en las playas de 14 especies de aves acuáticas. En la provincia de A Coruña fueron 184 aves y en la de Pontevedra 80.

El análisis se completa al añadir también aves vivas heridas y otras con datos incompletos, hubo 221 registradas en las playas afectadas de forma segura por el vertido contaminante y 301 registradas en las playas en total.