La fotógrafa marcada por el 8 que se creyó inmortal

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso O GROVE / LA VOZ

PONTEVEDRA

MONICA IRAGO

El 8 del 8 del 2008 le diagnosticaron un linfoma, diez años después ha decidido hacerse emprendedora

24 feb 2018 . Actualizado a las 15:07 h.

Nuria es de esas personas que acabó haciendo lo que le gustaba casi por casualidad. «Con 18 años nadie sabe lo que quiere hacer en la vida», asegura. Así que ella optó por el derecho. Pronto, «me di cuenta de que ese no era mi mundo». El arte siempre le había gustado y un buen día empezó a hacer fotografías «y me encantó». Tanto, que estaba a punto de marcharse a Burgos para seguir estudiando. Pero llegó el 8 del 8 del 2008 y todo cambió. Le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin y tuvo que hacer un paréntesis en sus planes. «Cuando te dicen algo así tienes una sensación extraña. Lo primero que piensas no es me voy a morir o me quedaré calva, es ¿cómo se lo voy a decir a mi madre?», cuenta ahora. Lo hace con mucha calma y serenidad. Y con una vitalidad que desborda. Reconoce que la enfermedad le cambió la vida. «Soy la persona que soy gracias a eso», explica. Pero lo que no consiguió fue acabar con su pasión por la fotografía. Luchó, se recuperó y ahora se ha sumado al mundo de las emprendedoras. Hace un mes que acaba de abrir su estudio de fotografía en O Grove. En él promete creatividad e innovación constante en sus trabajos, «que la gente vea que se pueden hacer otro tipo de fotos», sostiene.

A estas alturas, Nuria ha hecho casi de todo en lo que a fotografía se refiere. Desde fotos nocturnas en los locales de la movida de Vilagarcía hasta trabajar en un estudio de Vilanova. Cuenta con un máster en dirección de artes públicas y con los estudios de Comunicación Audiovisual, a los que se lanzó en cuanto se recuperó de su enfermedad. Que haya elegido el 2018 para abrir su propio estudio no es casualidad. «Soy una persona marcada por el 8», reconoce. Habla de su enfermedad con total naturalidad, a pesar de que sabe que aquella fatídica fecha le cambio la vida, aunque no lo vea como algo negativo. «Mis valores de vida cambiaron. Me volví más sentimental, más familiar. Sigo siendo muy independiente, pero ahora priman otras cosas», argumenta. Y todavía le da otra vuelta porque quiere explicarnos cómo se sintió. «Con 22 años no sabes afrontar una situación así, no eres consciente de lo que te están diciendo. Lo tomas como algo natural. Me voy a recuperar, piensas. Lo afrontas de manera frívola. No crees que te vayas a morir, solo sientes que tienes que luchar un poco más, que es un proceso físico», afirma.

Por amor

A O Grove llegó «por amor. Mi marido trabaja aquí y yo quería dar el paso, cambiar mi vida y saber si era capaz de salir adelante por mis propios medios». Fue el pasado mes de enero cuando decidió lanzarse al mundo de las emprendedoras. «Soy un poco todoterreno», explica. Reconoce que una de las cosas que más le gusta fotografiar son los niños, «pero no puedes enfocar tu trabajo solo a una rama porque si no, no vives», afirma. Así que en su agenda cabe de todo, desde las imágenes profesionales para las empresas, que incluyen diseño de imagen corporativa y redes sociales, a las de todo tipo de actos sociales, como bodas, bautizos y comuniones. «A veces hay que empezar lo que no te gusta para terminar pudiendo hacer solo lo que te gusta».

Nuria tiene muy claro que uno de los secretos del éxito en su profesión está en la innovación. «Ser fotógrafo es un acto de superación constante porque la foto que hiciste hace tres años ya no te gusta», sostiene. Ella es muy perfeccionista, «no hay que conformarse, hay que intentar innovar siempre, eso es lo más importante: Yo intento mejorar cada día y no encasillarme», asegura. A pesar de su juventud, no es una novata. «Llevo diez años en el mundo de la fotografía y, si lo dejas, la creatividad se bloquea». Eso es a lo que ella quiere poner freno. «Llegué a un punto en el que mi creatividad no existía». Por eso pasa horas delante del ordenador, viendo imágenes de todo tipo. También ha descubierto que le encanta dar cursos de formación, «Me enriquece mucho. Haces lo que te gusta y le enseñas a los demás lo que es tu pasión», sostiene.

Tras este primer mes de trabajo, Nuria está satisfecha con el resultado. Está dispuesta a conquistar a los grovenses con sus imágenes, «no soy partidaria de muchos filtros y me gusta trabajar con elementos naturales», y con una simpatía que se contagia. También con su sonrisa, que ni siquiera pierde cuando habla del 8 del 8 del 2008. Al fin y al cabo, es su número de la suerte.

«Lo primero que piensas cuando te dicen cáncer es ¿cómo se lo voy a decir a mi madre»

«Con 22 años no sabes afrontar una enfermedad así, lo tomas de una manera frívola»