Tejiendo redes

Roberto Antón PSICÓLOGO FAMILIAR

PONTEVEDRA

21 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las redes de solidaridad han existido desde siempre, y si escarbamos un poco en nuestras historias familiares, encontraremos ejemplos de personas que en determinados momentos han ofrecido su ayuda a personas en dificultades y también de personas que han necesitado la ayuda de otros para poder salir adelante en momentos complicados.

En los últimos años esta ayuda se ha sofisticado y profesionalizado, convirtiéndose en un sector que genera empleo. En la actualidad, el tercer sector permite vehicular las ayudas para tratar de encontrar una justicia social que permita ofrecer ayuda a quien más lo necesita.

Lejos quedan las campañas de caridad, donde las personas con más recursos lavaban sus conciencias con actos donde mostraba su bondad ante personas sin recursos que se veían expuestas públicamente, en un atentado hacia su dignidad.

Ahora bien, más allá de las entidades que configuran el tercer sector, la ayuda sigue ofreciendose de modo normalizado en nuestras aldeas, barrios y ciudades. Ciudadanos anónimos tratan de echar una mano al prójimo de manera altruista y eso genera que las personas puedan sentirse arropadas en un momento de dificultad por su propia comunidad.

Siempre se ha comentado que las redes sociales tienen el problema del anonimato, y que muchas personas utilizan este anonimato para generar daño y esconderse tras él. Ahora bien, aunque eso puede ser cierto, también lo es que esa característica de las redes sociales permite realizar las mejores acciones de un modo altruista y sin buscar protagonismos. De ese modo las relaciones de ayuda se extienden más allá de nuestro entorno próximo, convirtiéndose en globales.