La reasignación de los 300.000 pacientes de Pontevedra y OSalnés al CHUS nos penaliza y certifica la defunción del proyecto del Hospital de Monte Carrasco
21 ene 2014 . Actualizado a las 13:09 h.El Sergas ha decidido que cuando uno de los 300.000 pontevedreses con tarjeta sanitaria tenga una determinada dolencia complicada o requiera de un cierto tratamiento especial, sea derivado al Hospital Universitario de Santiago. Así, por decreto y con cierta nocturnidad, la población de las comarcas de Pontevedra, O Salnés y aledañas, ya no iremos al Xeral de Vigo, al Meixoeiro y Povisa. Ahora somos redireccionados a estos efectos hasta Compostela. No se entiende.
Comparto la extrañeza que acaba de manifestar el Colegio Médico Provincial, tan sorprendido como todos cuantos nos hemos enterado con cuatro meses de retraso de lo que la Xunta decidió aplicar desde el 15 de septiembre pasado, con efectos a partir del próximo 1 de febrero.
A 300.000 pontevedreses se nos penaliza porque se nos imponen desplazamientos al doble de distancia. Viajar a Santiago duplica el kilometraje que dista a Vigo, lo que va a generar tanto al bolsillo de los particulares como al erario, un mayor gasto en concepto de transporte. Y no hablemos de peajes en la AP-9. Y en segundo lugar, porque esta reestructuración apunta a «una descapitalización sanitaria», como sugiere el Colegio Médico.
Se mire como se mire; digan lo que digan el presidente Feijóo y la conselleira Mosquera, se trata de una decisión mal explicada. Quizás porque resulta poco o nada explicable.
Semeja que hay trastienda. Aunque ahora no percibamos todas las aristas del asunto. Pero ya circulan sospechas. Y la principal, en clave local, es que el PP se va a comer con patatas el proyecto del nuevo hospital de Pontevedra en Monte Carrasco, prometido desde el 2009.
Si ese compromiso del actual titular de la Xunta se ha movido siempre en medio de una nebulosa de realidad virtual, estas decisiones que acabamos de conocer dejan mortalmente herida la posibilidad de que ese centro sanitario llegue a construirse. Al menos a corto medio plazo.
Y otra consecuencia que debemos extraer de esta derivación sorprendente es la confirmación palmaria de que el Complejo Hospitalario de Pontevedra está condenado a ser un centro de segunda división, sino de tercera, sin visos de promocionar. Casi como nos pasa en el futbol.
Sin hospital único
Porque, salvo un cambio de ciclo político, tampoco habrá «hospital único», el proyecto alternativo que defendían PSOE y BNG, entre otros, para constituir un centro de referencia apostando por el refuerzo de Montecelo. Y aunque haya relevo en la Xunta, ya veremos cómo está el erario para entonces.
El malestar es manifiesto. Véase la encuesta abierta por La Voz de Galicia en su edición digital. Concluyente que el 95 % de los que han participado considere «mal» la decisión impuesta por la Xunta de Galicia.
En resumidas cuentas, esta reordenación del mapa sanitario rezuma razones economicistas. Las mismas que han inspirado copagos, repagos, áreas de gestión clínica y ahora la retirada de la tarjeta sanitaria a los 90 días de permanecer fuera del país. Es decir, recortes que, como viene siendo habitual en los actuales gobiernos central y gallego, se aplican solo en un único sentido: hacia el ciudadano de a pie.