Bola, set y partido

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El padre, ex jugador de balonmano del Teucro, ha vuelto al tenis para enseñarle a su hijo los secretos del deporte «más completo»

12 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

María Conde Sergio está a punto de cumplir siete años. La edad idónea, según su padre, Miguel, para comenzar a jugar al tenis. «Antes quizá son demasiado pequeños -explica este ex profesor pontevedrés-. No tienen tanta coordinación y movilidad y se dispersan más. A veces los padres quieren meterlos demasiado pronto y yo digo que hay tiempo. Lo ideal es empezar pues, por ejemplo, como una actividad más de un campamento, para tener contacto y que conozcan el deporte».

En el caso de su hijo Sergio, lleva dos años practicando esta actividad deportiva, que también combina con el balonmano y baloncesto, aunque él no duda al elegir la primera como favorita. «Es lo que más me gusta», dice. «De momento está probando para ver qué prefiere», dice su padre.

Miguel empezó algo más tarde, con doce años. Fue la temporada en que se abrieron las pistas del Casino Mercantil y su padre les apuntó a él y sus dos hermanos mayores (son cinco) a un cursillo. «Nos gustó y nos enganchó enseguida, teníamos un monitor muy bueno -recuerda-. Y desde entonces, continuamos siempre. Al ser tres, siempre teníamos con quien jugar. Estuvimos en el Mercantil muchos años y llevamos la Escuela de Tenis, y dimos clase a muchos niños que hoy son profesores aquí, en el Club de Tenis -es el caso de su hermano pequeño, Chipi-». Cuando las pistas del Mercantil estuvieron deterioradas, se pasaron al club de A Caeira, donde actualmente Miguel también está en la directiva.

Durante años, su deporte fue el balonmano y jugó en el Teucro. Pero si ha vuelto ahora al tenis es para estar en forma y, de paso, enseñar los secretos de este deporte, que considera de los más completos, a sus dos hijos. «Proporciona primero ejercicio físico, y luego trabajas el aspecto estático, estratégico... -explica-. Es un juego muy mental, aunque no lo parezca, y estás al aire libre. Y luego, el punto de la competición le da un aliciente especial. Para mí, cuando jugaba al balonmano era como el contrapunto entre el deporte de equipo y el individual, cada uno tenía justo lo que le faltaba al otro. Y para los niños que empiezan, hacer alguna competición también les engancha mucho».

Ambos coinciden en señalar a su jugador preferido, el suizo Roger Federer. A Sergio antes le gustaba Nadal, e incluso tiene una raqueta como la suya, pero los últimos triunfos del número 1 le han decidido a cambiar. «Federer -dice Miguel- es el perfecto ejemplo que le puedes poner a un niño para aprender. Cualquier golpe suyo es técnicamente correcto. Puedes decirle saca así, volea así... A Nadal puedes valorarle muchas cosas, su sacrificio, lucha, esfuerzo, su comportamiento educado, pero no le puedes decir a un niño que golpee de derecha como Nadal, porque lo que a él le va a valer a otra persona no».

«La derecha» también es el golpe favorito de Sergio, que sueña ya con ganar algún día un torneo, y elige entre la lista de los Grand Slam «Roland Garros». Mientras tanto, disfruta del ambiente tenístico junto a sus amigos en el club.

El único hándicap que tiene este deporte en Pontevedra es la falta de instalaciones públicas. «Hay muy buenas privadas -asegura Miguel-. Aquí por ejemplo en el Club de Tenis tenemos la ventaja frente a otros gallegos de tener las pistas cubiertas, que es una ventaja increíble. De niño, o jugabas lloviendo o no jugabas. Aquí siempre tienes opción. Al no tener instalaciones municipales, si alguien quiere introducir a su hijo en el tenis, deberá enviarlo a hacer un curso a un club y, si a la larga le gusta, tendrá que hacerse socio. Esperemos que con el tiempo podamos contar con algunas pistas municipales».