Máquinas que también saben vendimiar con mimo la uva

M . ALFONSO

VILARDEVÓS

MIGUEL VILLAR

Los grandes tractores que recogen el fruto de la vid son habituales en el paisaje vitícola español, pero no en el gallego; el minifundismo provoca que solo algunas parcelas, como la que tiene en Vilardevós Martín Códax, estén preparadas para este sistema que, aseguran en la bodega, tiene muchas ventajas

28 sep 2020 . Actualizado a las 09:44 h.

Hace más de cincuenta años que las máquinas para vendimiar llegaron a las bodegas. Desde entonces, la tecnología ha evolucionado mucho y el debate sobre si estos grandes tractores dañan la uva se ha superado, explica Miguel Tubío, director técnico de Martín Códax. Esta bodega es una de las pocas de Galicia que apuesta por la mecanización de la vendimia en sus viñedos de Monterrei. Desde hace cinco años, en su parcela de Vilardevós, una finca con una extensión cercana a las cien hectáreas, la recogida de la uva la hace un gran tractor zancudo. «Aquí en Galicia é bastante novedoso, pero hai moito tempo que estas máquinas forman parte da paisaxe en prestixiosas zonas vitícolas de Europa, coma a Borgoña ou Burdeos», cuenta Tubío. El sistema tiene muchas ventajas, entre ellas, que permite vendimiar de noche, cuando la uva alcanza temperaturas más bajas, y que lograr realizar en unas horas un trabajo que llevaría días.

Vilardevós es una plantación de cerca de cien hectáreas en la que la vendimia podría ser un problema, «é unha zona con baixa densidade de poboación na que teríamos problemas para atopar tantos vendimadores», explica Tubío. Calcula que, con los operarios que podrían conseguir, vendimiar este recinto les podría llevar mes y medio. «Eso implicaría que teríamos que empezar cando a uva estivese verde e rematar con sobremaduración», asegura. La máquina, en cambio, hace este trabajo de forma mucho más rápida. «Vendimar unha hectárea lévanos unha hora e media», sostiene. De ahí que la bodega pueda esperar a que la uva alcance el punto óptimo de maduración para recogerla.

Tubío argumenta que este es un sistema que se utiliza, cada vez más, en los cultivos de frutales, como el olivo o la almendra. «É un tractor zancudo, que mete a cepa no medio, a sacude e fai que caia a uva madura. Ten uns ventiladores moi potentes, que sopran a uva para eliminar os restos de follas ou raspóns», explica. Mediante unas cintas transportadoras, la uva es conducida a unos depósitos situados encima de las ruedas y con capacidad para unos 2.000 kilos. Una vez llenos, se vuelcan en unos remolques que la trasladan a la bodega. Lo normal es que, antes de que pasen dos horas desde la recogida, la uva esté ya en la bodega. Y esa es otra de sus ventajas. «Cando facemos unha vendima manual, poñemos a uva en caixas que pasan a trinta graos varias horas e iso non é o óptimo», cuenta Tubío. Un paso que se evita con este sistema porque, además, permite realizar la vendimia de noche. «Nós só vendimamos de noite, cando as temperaturas baixan. Empezamos ás oito da tarde e rematamos ás dez da mañá», añade. Esto permite conservar mejor los aromas.

Tubío sostiene que esta tecnología ha llegado para quedarse y que, hoy en día, la elección entre la vendimia manual y la que realizan las máquinas la marca el hecho de que las parcelas estén adaptadas a las máquinas. «As zonas de viñedo nas que se pode facer a máquina, xa se fai así. A manual úsase en emparrados, viñedos de vaso ou bancales, como temos aquí en Galicia», concluye. Las máquinas, asegura, también saben mimar la uva.