«Somos muchos y con todos no van a poder»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

VERÍN

Santi M. Amil

Vecinos y empleados del hospital de Verín mantienen el pulso al cierre del paritorio agolpados dentro del edificio

04 dic 2019 . Actualizado a las 20:27 h.

Un fugaz olor a café se mantenía este miércoles en el interior de la sala donde vecinos de Verín y empleados del hospital comarcal se mantienen encerrados contra la clausura de la unidad de partos. Dentro, conversaban Anxos Barjas, Yolanda Domínguez, Sonia Rojo y Daniel Porto. Tras ellos, asomaba un pequeño colchón sobre el suelo.

No estaban sentados allí por casualidad. «Nos quedamos aquí mientras los demás se manifiestan fuera porque hay orden del gerente para cerrar esto si en algún momento queda vacío», explica Yolanda. Mientras tanto, ante las puertas del hospital, había un funeral. Ficticio, eso sí. Un hombre disfrazado de capellán daba el adiós al paritorio entre un solemne silencio, que se rompía a ratos con las consignas «Feijoo, escoita, Verín está en loita!» y «Manos arriba, esto es un atraco».

El barullo se cortó al acceder al interior del hospital, otra de las directrices marcadas a la seguridad del recinto. Si el ruido alcanzase la habitación del encierro, se ejecutaría el desalojo. Quizá por ello, y también por respeto al féretro de cartón que portaban, los manifestantes accedieron a la planta baja sin excesivo alboroto. No faltaron los ánimos para los que han decidido seguir allí. «Somos muchos y con todos no van a poder», decía Sonia. Muchos de los presentes eran verinenses que vieron el nacimiento del hospital en su día y, ahora, se niegan a que languidezca.

«Es contradictorio querer potenciar el rural y recortar en servicios como este», decía Luis, de 68 años. Montse Garrido, a su lado, comentaba que los rumores en la localidad sobre la decisión que tomó finalmente el Sergas ya se barruntaban desde hacía tiempo. «Pero no rural non poden mirar os números. Hai que atendelo», añadía Anxos.

Entre las presentes estaba Patricia Feijoo, embarazada de seis meses. Es su segunda vez. La primera, dio a luz en Ourense porque le coincidió durante una comida familiar en la capital. «Pero los segundos embarazos generalmente son más rápidos, y no soy yo quien decide cuándo será y dónde», avisa.

Este miércoles, Patricia asistía a una sesión de control de su estado de gestación. «Ahora vivo intranquila, porque no sé si podría llegar bien a la residencia, y más si el parto se da en invierno tal y como están las carreteras», decía.

Mientras, Daniel Porto aludía a la reciente comparecencia del conselleiro de Sanidade en Ourense. «Esto no se puede hacer así, de un día para otro. Tiene un nombre, y se llama cobardía», definía. Casi al momento, atravesó la puerta del hospital el ataúd, flanqueado por el ruido de los asistentes. Como si por un momento el paritorio quisiese volver a la vida.