Recuerdo que cuando era pequeña en mi centro de salud había un señor al que todos llamaban «el practicante», y que yo pensaba que se dedicaba a ayudar al médico y a poner inyecciones… Recuerdo cómo descubrí poco a poco que ese practicante era un enfermero y que hacía muchas más cosas que «pinchar culos». Recuerdo como con 12 años tenía claro que yo quería ser enfermera para ayudar a la gente….
Y veo, con tristeza pero no con resignación, como muchos niños y adultos de hoy en día siguen teniendo esa visión que yo tenía cuando era pequeña, de aquel señor que estaba en el centro de salud. Siguen viendo la «enfermería del centro de salud» como aquella persona que mira tensiones, pone inyecciones y hace curas… Y sí hacemos eso… pero también muchas cosas más.
Por eso cuando tengo la oportunidad en un taller o una charla, tanto con niños como con mayores, siempre empiezo de la misma forma: «Hola, me llamo Vero y soy enfermera. ¿Sabéis lo que hacemos las enfermeras?». A veces veo con una gran satisfacción como me responden: curar, ayudar… Otras sigo escuchando las cosas «de toda la vida». Así que aprovecho para explicar lo que para mí es una enfermera: somos profesionales sanitarios, que trabajamos en un equipo multidisciplinar, mano a mano con nuestros compañeros, sobre todo con el médico (está mal que lo diga pero yo tengo la suerte de trabajar con uno de los mejores compañeros, que respeta de una forma excelente el trabajo de enfermería y el trabajo en equipo), que nuestro principal objetivo es el paciente, ese paciente que en primaria ya consideramos «nuestro paciente» porque se establece una maravillosa relación de confianza y ayuda. Paciente, médico y enfermera formamos una unidad que trabaja junta por un objetivo común, la salud.
Nuestro trabajo no está únicamente enfocado en la «curación o tratamiento» cuando aparece un problema de salud, si no que está enfocada en la promoción, la prevención e incluso la rehabilitación. Ese punto, el de prevención y promoción, es uno de los pilares básicos de la atención primaria, y para mí uno de los más importantes, un punto en el que la enfermería tiene mucho que hacer. Cada vez se escucha más el término «empoderar a los pacientes», esto es, darle los conocimientos, habilidades, y medios para hacerlos responsables de su propia salud, a través de la educación sanitaria, aconsejándolos, guiándolos y acompañándolos en este proceso.
Por otro lado, no somos seres aislados, vivimos en una familia, en una comunidad que va a influir, y mucho, en nuestros problemas de salud, en nuestra forma de vivir, por eso, no solo trabajamos con el paciente si no también con la familia y comunidad que le rodea. No solo trabajamos en la consulta del centro de salud, si no también en el domicilio y directamente en la comunidad donde nuestros pacientes viven, como se está viendo con los maravillosos programas comunitarios que se están llevando a cabo por toda la provincia: talleres de Barrocás, Salubrízate en el Novoa Santos, Carballiño Cardiosaudable...
Nuestros practicantes de toda la vida han ido evolucionando a enfermeros especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria: un «título»que ya abarca todo lo que os acabo de contar.
Por eso seguiré defendiendo nuestro trabajo, el más bonito del mundo, e intentando que todos sepan lo que es una enfermera, esa persona que está ahí siempre a tu lado para escuchar, ayudar, cuidar, guiar y, si es necesario, incluso consolar, poniendo el bienestar físico y psicosocial del paciente por encima de todo.
Así que una vez más digo muy alto y claro: estoy muy orgullosa de mi profesión y de mis compañero, ¡estoy muy orgullosa de ser enfermera!
Verónica Civeira es enfermera del Centro de Salud de
O Carballiño