«É unha alegría que os meus netos poidan coñecer en bó estado a casa na que me criei»

María Doallo Freire
maría doallo O BARCO

A VEIGA

A Veiga rehabilitó en el último año, diez casas dentro del programa «Revivenda rural»

12 abr 2019 . Actualizado a las 09:42 h.

Ha pasado tan solo un año desde que el Concello de A Veiga pusiese en marcha el programa «Revivenda rural». Un proyecto en el que un total de diez viviendas que se encontraban en estado inhabitable, han sido rehabilitadas o reconstruidas según sus necesidades. De ellas, un total de siete ya han sido alquiladas a precios reducidos que rondan los 140 o 180 euros al mes.

Con una inversión de 300.000 euros el programa perseguía los objetivos de facilitar el acceso a una vivienda óptima a vecinos de los distintos núcleos de A Veiga, atraer a población nueva y solventar el problema que suponen las casas en mal estado. Todos ello se han conseguido con creces. «Nos hemos adaptado a las necesidades que implicaba cada casa, desde la realización de obras en la cubierta exterior, en la fachada o rehabilitaciones interiores hasta llegar a directamente tirar parte de la propiedad y reconstruirla de nuevo», explica Jorge Blanco, arquitecto de varias de las viviendas. Como ejemplo de esto último está la casa de Francisco Pérez, vecino de la pequeña localidad de Baños. Una casa con dos pisos en la que salvando las paredes de piedra maciza de la parte inferior, lo demás se ha vuelto a construir. Pérez tiene más de ochenta años y nació en esa casa: «Para min é unha alegría que os meus netos poidan coñecer en boas condicións a casa na que me criei eu e na que criei ao meu fillo. Está preciosa». Precisamente su hijo, Ignacio Pérez, explica divertido alguna curiosidad del cambio: «Onde antes estaba a cuadra das vacas agora temos unha cociña nova con comedor e un baño. É gracioso ver cómo cambian as cousas, para ben». En este caso concreto la propiedad ya está alquilada y el inquilino entrará a vivir allí en los próximos días.

Otro ejemplo es una casa en el núcleo de Corzos, un pueblecito con encanto propio debido a su localización, completamente rodeado de naturaleza, y a la peculiaridad de que los vecinos acostumbran a pintar los marcos de las ventanas exteriores de azul. «En este caso hemos realizado un aislamiento nuevo, obras de carpintería y cubierta, manteniendo siempre la estructura tradicional de la casa y, por supuesto, los tonos azules para ventanas, puertas y balcones», explica Blanco. Y añade: «En este proyecto fue muy importante mantener la esencia de lo tradicional, tanto de la localidad donde se encontraba la vivienda, como de la casa inicial. No realizar cambios bruscos y tender siempre a mejorar».

En este momento, solo quedan tres casas sin alquilar y el plazo de inscripciones para registrarse como demandantes vuelve a estar abierto en el Concello.