Miguel Castro, director del parador de Santo Estevo: «El libro de María Oruña atrae a muchos clientes a lo largo del año»
OURENSE
Cree que el futuro pasa por ser un referente en el turismo de congresos internacionales
03 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Fue el viejo monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil una ruina entrañable y querida. Por sus muros sin cubierta crecía la vegetación y anidaban las rapaces, mientras el alcalde pedáneo y su familia se desvelaban para que el deterioro no fuese a más y atendían a los turistas que se dejaban caer por el lugar atraídos por un monumento que atesoraba toda la riqueza, el patrimonio y la historia de siglos de presencia estratégica en la Ribeira Sacra. Vino después una primera reforma —con polémica incluida— y hasta se llegó a anunciar por parte de la Xunta, como consta en las hemerotecas, que Santo Estevo sería reformado en su integridad para acoger el Arquivo Histórico de Galicia.
De las promesas incumplidas se llegó, muchos años después, a una realidad incuestionable: en julio del año 2004 se inauguraba el Parador de Santo Estevo de Ribas de Sil. Manuel Fraga —por parte de la Xunta— y Elena Espinosa —en representación del Gobierno como ministra de Agricultura— ejercieron de protagonistas en aquella ocasión. Desde enero del año 2020 Miguel Castro Gutiérrez (Pontevedra, 1983) es el director. Cargo al que sumó en junio del 2021 el de responsable del parador de Monforte.
—No le tocó el mejor momento.
—Llegué justo antes de cerrar por la pandemia, y asumí la dirección de Monforte en los coletazos de la misma. Aunque las condiciones y el entorno favorecieron que se saliese bien de aquel episodio. Hace tiempo que aquello quedó superado y se cuenta con mayores cotas de actividad e ingresos, con épocas del año —como agosto— que marcan el tope de demanda.
—¿Cuántas personas trabajan en Santo Estevo?
—Aquí somos 67 personas y en Monforte 30. Cerca de cien empleos directos, a los que se suman todas las iniciativas que generamos.
—¿De dónde procede el cliente?
—Es netamente nacional en su gran mayoría, con el 40 % de usuarios procedentes de la comunidad de Madrid y luego del resto de las provincias.
—¿Y los extranjeros?
—Contamos con un 14 % de clientes internacionales. La procedencia es europea: ingleses, franceses y alemanes son los que cuentan con mayor presencia. Empieza a despuntar la zona de los países nórdicos, con un perfil interesante, y gracias a la campaña de Paradores se está generando movimiento en Estados Unidos.
—¿Qué buscan las personas que se acercan a Nogueira de Ramuín?
—El nuestro es un cliente de ocio y relax. Quieren descansar, disfrutar de la naturaleza y del potencial que tenemos en la zona: el patrimonio cultural de la Ribeira Sacra, sus paisajes, las bodegas, la gastronomía... en muchos casos vienen porque han tenido conocimiento de la existencia del parador y acuden para gozar del propio edificio y de su entorno.
—Ocupan todos los años los primeros puestos de los establecimientos más valorados de Paradores.
—Sí, estamos entre los tres primeros. Es una enorme satisfacción, también una responsabilidad añadida a mayores obviamente, y el mérito es del excelente equipo humano de Santo Estevo. Ellos son los verdaderos artífices de que las valoraciones y la respuesta de los clientes sean tan extraordinarias. El personal del parador es su auténtico valor patrimonial.
—¿Por dónde pasa el futuro?
—El bum que estamos viviendo en la Ribeira Sacra nos tiene que animar a ser más ambiciosos. El siguiente escenario pasará por ser Patrimonio de la Humanidad y debemos aprovechar esa oportunidad para que Santo Estevo se consolide como un referente en la organización de congresos y convenciones internacionales. Este año el parador ya registró un incremento en este tipo de actividades y tenemos que posicionarnos más en el sector.
—¿Corre la Ribeira Sacra el riesgo de morir de éxito o se evitará con el plan de sostenibilidad?
—Está claro que la zona está viviendo una demanda como no se conocía y cada vez se divulga más. El plan de sostenibilidad del consorcio trata de atenuar el posible impacto en el territorio y es una actuación muy importante. También debemos incidir en la formación continua y en la apuesta por la calidad.
«Ser la primera referencia de Paradores entre los clientes que quieren repetir la experiencia es impagable»
El cliente tipo que se acerca al parador de Santo Estevo de Ribas de Sil lo hace en una estancia media de casi dos días, tres en la época estival. Además de figurar en los primeros puestos de valoración por parte de los usuarios, el monumento de Nogueira de Ramuín ocupa el número uno entre los establecimientos de la red de Paradores —casi un centenar— a los que las personas que se alojaron en el mismo desean volver. Así lo reconocen en el cuestionario que reciben tras pasar por uno de los hoteles de la firma.
—Sentirá un orgullo especial por el reconocimiento.
—Sin duda. Que en una encuesta que cubres voluntariamente las personas demuestren ese grado de satisfacción y, año tras año, nos conviertan en la primera referencia de Paradores a la hora de regresar y repetir la experiencia es algo impagable. Y, como señalé antes, fruto del excelente trabajo del equipo humano que tenemos.
—La escritora María Oruña noveló la leyenda de los anillos de Santo Estevo. ¿La obra influyó en la demanda?
—¡Y tanto! El libro de María Oruña fue un regalo y atrae a muchos clientes a lo largo del año. Ya fue un éxito nada más publicarse, y que a los pocos meses apareciesen cuatro de los nueve anillos desbordó todas las expectativas. Fue la mejor campaña que se podría haber hecho nunca. Increíble.
—Ustedes tienen a la venta la novela. ¿Qué salida tiene?
—Extraordinaria. Somos el establecimiento que más libros vende al año de toda la red de Paradores. Tenemos clientes que vienen después de leer la obra, otros la compran para leerla mientras están aquí y los hay que se llevan el libro con la promesa de volver y disfrutar de todo esto de otra manera al finalizar la lectura de la novela.
Una intuición que se convirtió en buena, la familia y los días en Sanxenxo
Miguel Castro llegó al corazón de la Ribeira Sacra tras un largo periplo formativo. Comenzó con un ciclo de restauración y luego siguió con los estudios de Turismo. Hizo prácticas en los paradores de Pontevedra y Cambados y decidió que debía dar el salto al Reno Unido. Se fogueó en un collegue inglés y regresó para ir al parador de Lerma. Siguió formándose con un máster en dirección y gestión hotelera, para rematar haciendo prácticas de dirección en el parador de La Granja (Segovia). Pasó por el de Almagro y se fue luego a los servicios centrales de Paradores para trabajar en la dirección comercial. Una circunstancia que considera vital en su formación: «Cuando eres responsable de un lugar te centras en ese destino, mientras que al tener una visión más global de la compañía conoces mejor la realidad y lo que beneficia al conjunto».
Reconoce el director de Santo Estevo y Monforte que el camino recorrido fue una necesidad personal. «Cuando empecé no tenía muy claro cuál iba a ser mi futuro. Había una intuición sobre lo que quería hacer, y todo el camino que fui recorriendo me confirmó que aquella intuición era cierta. Y trabajar para Paradores, y vivir las experiencias, por las que pasé en aquellos años me convenció de lo que quería hacer». Desde el año 2007 está vinculado a la cadena y su primer destino como director fue en las Cañadas del Teide.
Reconoce el paso por Santo Estevo de algunos nombres que se le citan y también que el libro de reservas sería una sorpresa impresionante. Precisamente esa circunstancia, la confidencialidad, es lo que esgrime como uno de los valores intrínsecos al lugar. «Esas personas vienen al parador para desconectar, descansar y disfrutar de la Ribeira Sacra. Confían en nosotros y esa circunstancia es nuestro compromiso. Sorpresas habría unas cuantas de desvelarse algunos nombres, no tenga dudas, pero eso no ocurrirá», señala. Incide en el ejemplo de Santo Estevo, que destaca Paradores, como revulsivo y dinamizador de un territorio rural y reconoce que lo suyo no es planificar las vacaciones. Aunque tiene claras las premisas: disfrutar del descanso con la familia, visitar Pontevedra y pasar unos días en Sanxenxo.
Quién soy.
«Una persona que disfruta del día a día, con sus compañeros de trabajo y con la oportunidad que supone compartir la experiencia con los clientes. Creo que soy empático y cercano, y alguien que valora los pequeños momentos y compartirlos con mis amigos y con mi familia»