Martes de carnaval

TAREIXA TABOADA CRÍTICA DE ARTE

OURENSE

Exposición de Piquico en el centro cultural Marcos Valcárcel
Exposición de Piquico en el centro cultural Marcos Valcárcel Santi M. Amil

Identidad y tradición en forma del «doodem» mobiliar de Piquico

13 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«La magia responde a fines muy diversos, tales como los de someter los fenómenos de la Naturaleza a la voluntad del hombre, protegerlo de sus enemigos y de todo género de peligros y darle el poder de perjudicar a los que son hostiles». Freud.

Bajo el título Entroido, Mobiliario, Vestido, Escultura, el centro cultural Marcos Valcárcel presenta un proyecto expositivo extraordinario, dinámico y vitalista a través del discurso de Ángel Manuel Rodríguez Romero, Piquico, cuyo efervescente lenguaje plástico convierte en una sorprendente propuesta esta magnífica exposición que tras la monumentalidad distorsionada de su imaginario inspirado en el carnaval, oculta la alienación contemporánea causada por el transhumanismo, la tecnología, los mass media y el consumismo masivo mediante los cuales la globalización capitalista consigue esclavizar a la sociedad. Un proceso como el señalado por Marcuse donde el grupo humano tiende cada vez más a la uniformidad de criterios y al pensamiento único ante una normalidad represiva y subliminal que impone en su homogénea igualdad el perfil más bajo, anulando la libertad del individuo como ser único.

El mundo fantástico de Piquico es el de El Bosque Animado de Fernández Flórez poblado por seres convertidos en tótem que dotan al espacio de una energía mágica e identitaria de pueblo, tan brutal como pagano como el esperpento de Valle-Inclán, con el factor democratizador del entroido como libre manifestación de la antropología cultural ourensana. Hibridaciones que se presentan como entidades de gran magnitud y fisicidad en una cartografía mestiza y mitológica, humana, animal y vegetal cuyas raíces se entrelazan en simbiótica relación, concepto e identidad, tradición y modernidad en la progresiva humanización de las formas convertidas en icono, símbolo y arte mobiliar. Utopías, teriantropías, criaturas mitológicas y fusión cultural se convierten en actores de un discurso profundo y filosófico que reivindica el cambio social desde la educación y la autonomía de pensamiento frente a la deshumanización como sistema de dominación y poder.

Revisa el concepto dadaísta del Ready-made con esculturas aparentemente funcionales, aunque sus muebles, retratos de las máscaras propias del entroido ourensano, no mantienen su uso ni funcionalidad, ya que no pierden el carácter inútil y aurático de la obra de arte. Esculturas exentas de bulto redondo, realizadas a partir del desbaste de la matriz de madera con la incorporación de distintos elementos a través del ensamblaje que rompe el efecto bloque en base a la poética de los vacíos que dialoga en su ausencia con la masa y una geometría cubista que estructura en el lenguaje de las formas su contenido surrealista.

El artista descubre en cada pieza la materia que preexiste y la libera, despojándola de la masa que la atrapa y con la talla le devuelve su identidad y la viste, con una interesada policromía plana de alta intensidad para subrayar su iconismo, porque cada pieza que crea tiene su identidad propia, aislada y soberana en la hipertrofia de sus extremidades, adelgazándose hasta la estilización en A Pita de As Eiroás, ostrilion imaginario de gran vitalismo, en el equilibrio inestable del Boteiro pajarraco de Vilariño de Conso, en la aérea forma de la lámpara Libeliña-pantalla de Xinzo de Limia o la Mázcara-botellero de Buxán, O Bolo.

Gastronomía, folklore, Naturaleza, tradición, elementos simbólicos propios del folión de Viana do Bolo, Vilariño de Conso y Trives, bestiario propio como O oso de Sande y A mula de Viana, Morena de Laza, además de los personajes del entroido que elevan los rostros bifaces o multiformes en sus dinámicas con radiante energía: Peliqueiros, Pantallas, Cigarróns de Verín y Oímbra, O Zarramancalleiro de Cualedro, Felo de Esgos, Vergalleiro, Madamitas y Boteiros en una monumental oda al mito ancestral, a la bacanal romana y al renacimiento de la naturaleza, Rotonda do entroido como imagen autóctona del carnaval agrícola, experimentando con distintas texturas y materiales como forma narrativa, helicoidal y sincrética de original creatividad y entusiasmo vitalista.

Piquico disecciona el espacio mediante huecos perspectivos que compartimentan los volúmenes en planos de color, aislándolos y recupera en los volúmenes el protagonismo de la distorsión expresiva, investigando en la alternancia de planos vacíos y planos de textura intervenida por hilarantes e inteligentes retratos realizados con trazo expresionista y talla maestra de máxima elocuencia en su discurso excelente.