Pro Navidad

María Doallo Freire
María Doallo NO SÉ NADA

OURENSE

14 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace más de un año que hablé aquí sobre mi facilidad para recomendar y creo que más o menos es lo que hago en cada columna. Adelanto que hoy voy a hablar de Navidad. También trato de generar una conversación en la que nos contemos cómo estamos. Me parece bonito imaginarme que hay alguien ahí, leyendo y, espero, asintiendo con la cabeza con alguna de mis afirmaciones categóricas —en casa me machacan diciendo que no hablo, sentencio—. Fuera bromas, a lo que me refiero es que ahí hay alguien con quien empatizo. Últimamente me ha pasado que algunas personas, sobre todo que ya conozco de antes, claro, continúan la conversación cuando me las encuentro por la calle. Hay dos cosas que me transmiten mucho y que me preocupan todavía más. Lo primero que me dicen es que el mundo está cabreado. Muchísimo. Lo segundo es que la ansiedad va a más. No te lo puedes ni imaginar. Quizás sea por esas dos cuestiones que me encanta mirar la vida desde un punto de vista más feliz y llenar estas páginas con historias de personas que se esfuerzan a diario por hacérnosla más fácil, más bonita, más amable. Es muy sencillo en Navidad, porque la ciudad se salpica de personas dispuestas a contagiar ilusión y a deslumbrarnos con ella. Familias que se toman todo tipo de molestias para embellecer, iluminar y sacar una sonrisa al barrio, por el simple afán de hacerlo. Adoro a la gente que hace el bien por el bien. Por eso desde aquí, Maricarmen, Camilo, Stella quiero daros las gracias: ¡qué bonito lo pintáis! Me gustan las cestas de Navidad, las cenas de empresa, los reencuentros, los calendarios de Adviento, las postales y las diademas de renos. Me gusta sonreír, incluso cuando el mundo está cabreado y la ansiedad aprieta, es la única forma de conseguir cambiarlo.