Algunos no se lo creían cuando comenzó a anunciarse la obra de la pista atlética de Expourense. Demasiado bonito para ser cierto, señalaban por ciertos mentideros. Y eso por no hablar de los que apuntaron algo así como «si fuera realmente rentable se la hubieran llevado a Vigo».
La instalación, puntera en su especialidad, ya acumula en unos pocos años certámenes de índole nacional en categorías de base, en Veteranos y, con vistas a 2022 apunta ya a su segundo evento de categoría Absoluta, con la disputa de un nuevo Campeonato de España.
De modo curioso, aunque fue con un año de retraso, debido a la dichosa pandemia, por la pista ourensana pasó Ana Peleteiro, rumbo a lo que terminó siendo la única medalla del atletismo español en el país nipón. También un Adrián Ben que fue finalista en los 800 metros y ni así terminó por hacerse amigo del alcalde Jácome, dado este último a señalar con el dedo sin pudor. A lo mejor queda una segunda oportunidad.
Tampoco nos olvidemos de la siempre sonriente Belén Toimil, ni de otros de más allá del Padornelo, como Adel Mechaal, Jesús Gómez, Orlando Ortega y alguno más que se me pasa, entre los que compitieron en nuestra provincia en aquel 2002. Ahora ese trayecto Ourense - Tokio se ha convertido en un reconfortante Tokio - Ourense que los anima a regresar. Y todo pensando que por esta tierra plagada de termas y paisajes sobrecogedores también se va a París. Es invierno otra vez. Y un ciclo olímpico acortado por el virus. Los mejores atletas del país ya tienen una pista en su memoria. Que nos dure la racha.