«Aeva funciona porque el que llega no se siente solo, está arropado»

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

OURENSE

Santiago Melo elige como su rincón el río Sil a su paso por O Barco
Santiago Melo elige como su rincón el río Sil a su paso por O Barco LOLITA VAZQUEZ

De su paso por la política, Santiago Melo destaca haber conocido mejor O Barco y a sus vecinos

01 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Nació en el seno de una conocida familia de O Barco, los Melo, y tras formarse, regresó a casa para entrar a trabajar en Talleres Meleiro, empresa fundada por su abuelo en 1924. Comenzó «por abajo, como hay que hacer», dice Santiago Melo, así que su primer destino, allá por 1983, fue el tren de laminación. «Después me encargaron la organización interna de la laminación, y en el 94 pasé a administración; para más tarde ser director gerente hasta que me jubilé», cuenta. Quedaban atrás los años dorados de una empresa que llegó a emplear a cien personas (entre puestos directos e indirectos) en las tres áreas de trabajo: «reparábamos material ferroviario, vagones de mercancías; hacíamos estructuras metálicas pequeñas y medianas; y éramos almacén de hierros». La empresa «se fue debilitando», cuenta. «Tras la entrada de España en la Unión Europea se hizo una reconversión salvaje de la siderurgia, así que tuvimos que cerrar el tren de laminación. Despedimos a 25 trabajadores, sin ninguna ayuda. Ahí comenzó la caída del trabajo, y se frenó el desarrollo de la empresa», reconoce. Ahora, con solo cuatro trabajadores y con un ERTE en marcha, Melo cree que es complicado que la empresa -ahora dirigido por un primo suyo- pueda cumplir un siglo.

A Talleres Meleiro dedicó 35 años de su vida, pero no fue esa su única ocupación. «Siempre me gustó echar una mano», señala Melo para después relatar que formó parte de las juntas directivas del club de baloncesto, del Casino, del club Peña Trevinca (en la que sigue), de la asociación nacional de reparadores de material ferroviario, del grupo de Agader en Valdeorras, del patronato de Expourense o del consejo asesor del parque natural de A Lastra. No faltó tampoco un período de incursión política. Fue en los años 80. «Era joven y tenía fuerzas. Me lo propusieron y allá fui», relata. Se presentó por Alianza Popular, en la candidatura que lideraba Julio Gurriarán. Ganaron, pero no obtuvieron al mayoría absoluta, y la unión de los otros tres partidos les dejó en la oposición. Cuatro años más tarde, lograron la alcaldía, ya en el Partido Popular. Melo se encargó de la concejalía de Personal y de la coordinación del grupo. En esa etapa se negoció (no sin tiranteces) y se aprobó el primer convenio colectivo de los trabajadores del Ayuntamiento, y se implantó el horario de verano para los trabajadores de las brigadas. «¿Te imaginas a un obrero trabajando a las cuatro de la tarde en agosto en O Barco? Pues hasta entonces era así», relata. De aquellos tiempos destaca como otros logros la creación de la concejalía de Servicios Sociales, con Gonzalo Vega a la cabeza; o de la construcción del campo de fútbol de Calabagueiros, con Manuel Núñez, Noli, como edil de Deportes. «Además, en aquella época se acabó la red perimetral del agua».

En enero de 1991 dejó la política para centrarse en la empresa familiar. Su padre estaba gravemente enfermo y cogió las riendas de Talleres Meleiro. Recuerda con satisfacción su paso por la política, pero tiene claro que «no me compensó». Y se explica: «Di más de lo que recibí, y no hablo de dinero, que entonces no había dedicaciones parciales ni exclusivas; sino de satisfacciones». Eso sí, hace hincapié en que le sirvió «para conocer mucha gente, y muchos sitios, e hice muchos amigos. Sin duda, conocí mejor O Barco y a sus vecinos, eso me llevo».

Años más tarde, le propusieron tomar las riendas de Aeva. María del Carmen Rodríguez pedía el relevo y dijo que sí. «Yo estaba en la directiva de la CEO, era vicepresidente. Todavía tenía el gusanillo, y dije que sí», rememora. Puso una condición: «Ocho años máximo». Desde que dejó la primera línea, sigue en la vicepresidencia. De hecho, resalta eso como una de las fortalezas de Aeva. «En Aeva tenemos una cosa muy buena, que el presidente se queda como vicepresidente y así transmite a su sucesor las experiencias. Y quien llega se siente arropado, no empieza en blanco», dice. Es todo lo contrario a su experiencia en la CEO. «Cuando perdimos, la nueva junta ni se reunió con nosotros», recuerda.

 

«Con mis nietos me estoy resarciendo del tiempo que no pasé con mis hijos»

Diagnosticado de cáncer de pulmón en el 2018, Melo afronta la pandemia «encerrado en casa». Tanto él como su mujer procuran no salir de su burbuja. «Es muy importante salir lo menos posible, cuidarnos y mantenernos bien», cuenta. En su caso, tiene que viajar con frecuencia a Santiago. Participa en un ensayo clínico de un nuevo medicamento «que funciona a temporadas», señala; así que los viajes a Compostela son habituales. «Vamos y volvemos, nada de aprovechar para andar de vinos (cuando se podía). Nosotros lo llevamos todo estricto», señala. Ya antes de la pandemia tomaban precauciones para evitar los virus habituales hasta marzo del 2020 por aquí, «pero ahora mucho más». Sobre la enfermedad, asegura que «primero es asumirla, y después tirar para adelante». Y entonces cita a su mujer, a sus tres hijos y, sobre todo, a sus nietos: Carmen y Mauro. «Cuando vienen los dos terremotos recargo las pilas. Me estoy resarciendo con ellos del tiempo que no tuve para estar con mis hijos cuando eran pequeños», dice.

Quién es

DNI. Santiago Melo Moreno nació en el número 33 de la calle Estación de O Barco en 1955. Estudió Empresariales en Vigo y A Coruña, y Peritaje Mercantil en Ourense.

Su rincón. Elige el río Sil, «porque es algo que une a toda Valdeorras. Mi pasión en la montaña, donde liberaba penas y torturas caminando, pero el Sil en O Barco es lo que más me atrae». Y desde la pasarela del Malecón miraba lo crecido que iba el viernes.