Diferencias

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

13 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay diferencias irreconciliables. En la familia, en la política o en el fútbol cuanto más alineado (o alienado) está uno con una postura más le cuesta ponerse en el lugar del cuñado, del oponente o del rival. Muchas veces esa falta de encuentro es incompresible para quien no está en el centro del conflicto, que anima al diálogo en aras del «tengamos la fiesta en paz» o de un bien, común, mayor. Ese parecía ser el camino en el Concello de Ourense, con una gobernabilidad comprometida porque son solo tres personas las que tienen sobre sus espaldas la gestión política. Casi el 50 % de los ourensanos encuestado por Sondaxe hace unas semanas abogaban, como alternativa a Jácome, por unir el agua con el aceite y aseguraban que un pacto entre PSOE y PP era la mejor opción. Seguro que sabían que no se iban a mezclar, porque científicamente es imposible, pero les reclamaban a sus representantes un «juntos pero no revueltos». Varios meses después, siguen sin darse por aludidos y las exigencias de unos y los vetos de otros han imposibilitado que tome forma una opción al microgobierno. Y mientras tanto aquel al que consideran perjudicial para la ciudad a la que se deben (y que en muchos casos les paga) se está partiendo de risa.

El PP incluso ha asumido un papel de oposición que demuestra que poca voluntad real de cambio tiene (y que pronto se olvidó que le regalaron la alcaldía a Jácome). Y el PSOE, Villarino en realidad, tiene su propia oposición dentro del partido pero no la encara porque resulta mucho más fácil decir que las cuestiones internas solo les interesan a ellos, como si el partido más votado en las elecciones, que legítimamente defiende su posición, no fuese un poco cosa de todos.

Imposible el acuerdo... hasta que se ponen los sueldiños encima de la mesa. El PP claudica y reparte dedicaciones, poniéndose de acuerdo con Jácome, ese socio tan malo con el que no podía seguir ni un minuto más, y el PSOE bendice. Cuando se cocinó todo, al menos alguien tuvo la dignidad de levantarse de la mesa. El representante del BNG en el Concello escenificó lo que muchos ourensanos tienen ganas de hacer al ver que aquí no se entiende nadie, hasta que les interesa entenderse. Y mientras tanto la ciudad puede esperar.