Parece una broma, pero en la Federación Española de Baloncesto nos tienen acostumbrados a esto de los partidos intersemanales, como si lo de la LEB Oro fuera la mismísima NBA. Que sí, que es profesional, eso ya lo sabemos todos, pero las exigencias terminan por salir caras.
Y digo yo, ¿es tan urgente terminar una liga regular a finales de abril? Puede que prevalezca el tema de los gastos, pero en un presupuesto también es importante alargar la casilla de los ingresos y no siempre las eliminatorias son una panacea bien entendida para todos los equipos. Mientras tanto, partidos en martes y viernes, como si fueran los Cavaliers o los Warriors los que bajan del avión privado para lucirse poco después sobre el parqué.
Yo lo pienso y lo repienso, pero no termina de convencerme. En el mismo Jorge Garbajosa que admiramos en su época de jugador confiamos la mayoría, para que ponga algo de orden en todo este desaguisado de los torneos FEB, que ha permanecido a la deriva durante varios años. Acaba de llegar y la voluntad se le presupone, pero tampoco conviene que se duerma en los laureles.
Porque las malas costumbres, lejos de curarse, incluso se contagian, que ahí es nada ver a equipos de Tercera División de fútbol, aficionados la mayoría de los jugadores, haciendo frente a tres partidos en ocho días, en pleno diciembre. Las campañas navideñas del comercio impedirán a muchos de ellos acudir a más de un entrenamiento y/o compromiso oficial. Gajes del oficio, porque no hay fechas. No, estos no terminan en abril, que el fútbol es eterno, pero igual de mal organizado.